ribbon

Un maestro catalán en la catedral de Santiago de Cuba

25 de octubre de 2013

|

En 1805 un presbítero catalán llamado Juan Paris se presentó a las oposiciones para el cargo de Maestro de Capilla de la catedral de Santiago de Cuba. A pesar de las tensiones que rodearon a estas, pudo salir triunfante y pudo desempeñar sin otros sobresaltos el cargo, hasta su fallecimiento en 1845.
Como su antecesor Esteban Salas, debió no solo dirigir a los cantantes e instrumentistas de la capilla en las ceremonias que marcaba la liturgia católica en aquel templo, estaba obligado además a proveer partituras nuevas para los oficios y en las cuatro décadas que permaneció al frente de la institución legó un buen número de obras, que engrosaron después los archivos de la Catedral, donde pudo revisarlas Alejo Carpentier cuando investigaba allí para conformar su libro La música en Cuba. Años después Pablo Hernández Balaguer incluyó sus títulos en el Catálogo de música de los archivos de la Catedral de Santiago de Cuba y del Museo Bacardí, que vio la luz en 1961, mientras que en 1985 la investigadora Virtudes Feliú publicó en la revista de la Biblioteca Nacional el ensayo “Juan París, sucesor de Esteban Salas en la Capilla de Música de la Catedral de Santiago de Cuba”, que ampliaba las informaciones ofrecidas por los autores citados.
La reciente aparición de otro tomo de la colección Patrimonio Musical Cubano, auspiciada por el Centro de Investigación de la Música Cubana, con el apoyo de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y la Universidad de Valladolid, viene a ofrecernos un estudio científico de dos series de Villancicos de Navidad de París, revisados, analizados y transcriptos por la joven musicóloga Claudia Fallarero Valdivia. De hecho esta obra deriva de su tesina para obtener el título de Licenciada en Musicología en el Instituto Superior de Arte.
Fallarero sigue la ruta de la Doctora Miriam Escudero quien con su amplio estudio de la obra de Esteban Salas y sus hallazgos de partituras de autores olvidados en un armario de la habanera Iglesia de la Merced, revolucionó los estudios de musicología en el país.
En este volumen accedemos a los datos biográficos que han podido obtenerse de Juan París, antes de pasar al estudio de las series de villancicos correspondientes a los años 1805 y 1807. Los rasgos de estos desde el punto de vista compositivo y las peculiaridades de sus letras, inspiradas en modelos españoles de la época, pero modificadas y completadas según sus necesidades por el creador, ocupan un extenso capítulo del libro, antes de dar paso a la transcripción de las partituras, esmerada y clara, que salva muchos errores y omisiones y las coloca de este modo en manos de los potenciales intérpretes que las divulgarán en los conciertos públicos.
Alejo Carpentier aseguró en La música en Cuba que Juan París fue no sólo “un importante y fecundo compositor, sino que resultó el más fiel heredero artístico” de Esteban Salas y que gracias a su dirección la Capilla santiaguera “ fue academia, sala de conciertos, local de ensayo, biblioteca, alentando continuas y diversas manifestaciones musicales”.
Gracias a la labor de Claudia Fallarero esta singular figura vuelve a hacerse visible en nuestro panorama sonoro.

Galería de Imágenes

Comentarios