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Un gran músico cubano

20 de septiembre de 2013

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José María Vitier es uno de los músicos cubanos más importantes de la segunda mitad del siglo XX y la primera del XXI. A él dedicaré mi comentario de hoy.

José María Vitier

Nació en la ciudad de La Habana, el 7 de enero de 1954, y es hijo de dos importantes intelectuales cubanos: Cintio VItier y Fina García Marruz. Ha tenido el privilegio, además, de ser sobrino del escritor Eliseo Diego y del jazzista Felipe Dulzaides, por lo que siempre estuvo rodeado de la literatura y la música, lo que dio sus frutos también en su hermano Sergio (guitarrista y compositor).
A los ocho años comienza sus estudios de piano, y se gradúa en el Conservatorio “Amadeo Roldán” de su ciudad natal, con una sólida formación académica, en 1975; pero dos años antes obtuvo el Premio del Primer Concurso de Jóvenes Intérpretes, celebrado en la capital cubana. Ese mismo año, José María evidencia su talento como compositor, al escribir su primera partitura: Sin-Son, para coro mixto, con texto de sus padres, a la que sigue: Tema para Silvia y José Adrián, para piano, dedicada a su esposa e hijo. Desde entonces, en su carrera profesional han transitado juntos el pianista y el compositor.
Luego de graduarse del “Amadeo Roldan”, Vitier comienza a trabajar como profesor en el Conservatorio Provincial de Música de la ciudad de Matanzas y ese mismo año (1975), el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), le solicita componer música incidental para el documental Bibliotecas Infantiles, que marca su entrada en esa prestigiosa institución cultural cubana.
Convertido ya en todo un profesional, José María comienza a impartir clases en la Esuela Nacional de Artes (ENA) a la vez que continúa su labor como pianista y compositor del grupo musical “Síntesis” y creando obras para el ICAIC. En 1977 obtiene el Premio “La Edad de Oro” con su Suite de canciones infantiles No. 1, con textos de Mirtha Aguirre, la cual es publicada por la Editora Musical de Cuba.
Los éxitos de José María Vitier continúan y, en 1983, funda el Grupo de José María Vitier, para el cual escribe numerosas partituras, y otras para el ICAIC.
Su talento ha propiciado la participación en eventos internacionales, como los Festivales: Latino de Nueva York; Cervantino; Jazz-Plaza; Internacional de Varadero; de Cine en diversos países; de Cultura Afro-caribeña…
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La lista de galardones obtenidos por José María Vitier es extensa, pero no puedo dejar de mencionar: el Premio “Coral” a la mejor música para un filme: Mascaró, el cazador americano; Gran Premio EGREM por la música del filme El siglo de las luces; Premio “Panambi”, en el quinto Festival  Internacional de Cine de Asunción (Paraguay), por la música del filme Fresa y Chocolate; Premio EGREM por su CD Antología de músicapara el cine; Premio ACDAM, por la banda sonora del filme Salón México…
El catalogo de obras de José María Vitier es muy amplio, e incluye: obras instrumentales, vocales, orquestales, corales, infantiles, litúrgicas, para la escena, música incidental para cine, televisión, radio y teatro. Y aunque nuestro espacio no alcanza para relacionarlas todas, creo importante destacar –además de las ya mencionadas- otras partituras emblemáticas: las contenidas en el CD Si yo volviera a nacer, para niños y niñas, interpretadas por Pablo Milanés y María Felicia Perez (directora del Coro Exaudi); Misa Cubana, estrenada en la Catedral de La Habana el 8 de diciembre de 1996, en una ceremonia oficiada por el Arzobispo de la Capital, Cardenal Jaime Ortega y Los Salmos de las Américas, oratorio sinfónico-coral, encargado por la Sociedad de Autores y Editores SGAE, por el Centenario de la independencia de Cuba.
La exitosa trayectoria profesional de José María Vitier no se detiene, y le hace merecedor de ser considerado uno de los más importantes músicos de nuestros días.

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