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Un espía nazi (lV)

27 de febrero de 2015

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portada Enrique Augusto LuninEl programa anterior les hablé de cómo en Las Bermudas, los servicios de contra espionaje británico y norteamericano, habían establecido un centro para controlar la correspondencia ente este continente y Europa.
De esta manera detectaron una carta en clave dirigida de Cuba a España, el problema ahora era descubrir al espía nazi en la Isla.
Meses antes se había fundado aquí el Servicio de Investigaciones de Actividades Enemigas, organización policial conocida como SIAE, y radicada en la calle Zarabia, en el Cerro, bajo  el mando del capitán Mariano Fajet Díaz.
A partir del conocimiento de que en Cuba existía una red de espionaje nazi, comenzaron a llegar a las oficinas el SIAE oficiales norteamericanos y británicos.
La contra inteligencia occidental continuaba descifrando mensajes en clave desde Cuba, uno de ellos decía:
“No he encontrado aún los informes sobre el cereal argentino. Las exportaciones aquí se hacen por Matanzas, Cárdenas, Caibarién y Santiago. La policía y el ejército vigilan”.
Los mensajes se transmitían también a través de la radio.
Otro manifestaba: Cada día más desorden en gasolina, alcohol, carne, soldados norteamericanos preparando algo importante”.
Otro informe descifrado en tinta invisible y por radio hablaba acerca de los barcos surtos en el puerto habanero.
La primera medida tomada por la contrainteligencia norteamericana, fue la de enviar un avión rastreador altamente tecnificado, que sobrevolaba la capital varias horas al día, para tratar de detectar la procedencia de las ondas de radio en clave y el lugar más o menos exacto de donde procedían.
La aeronave determinó que los mensajes eran enviados desde la zona comprendida entre Belascoaín hasta el litoral habanero.
Había que detectar  ahora al espía nazi pero esta vez por tierra.
Mientras tanto, Lunin continuaba enviando mensajes en clave, desde su casa de Teniente Rey 266, cada vez más confiado en su impunidad.
Era de suponer que el agente alemán debía recibir dinero para sus operaciones, y que éste vendría del extranjero, por lo que la contra inteligencia comenzó a verificar a toda persona residente en esa zona habanera que recibiera dinero del exterior.
Y para estos fines fue designado el cabo número 64 Pedro Luis Gutierrez, un militante del Partido Comunista infiltrado en las fuerzas policiales del gobierno.
Y de cómo el cabo Gutierrez descubrió y arrestó al espía nazi, les contaré la próxima semana.

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