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Un espía nazi en La Habana (final)

6 de marzo de 2015

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foto3El cabo Pedro Luis Gutiérrez había sido designado por el Servicio de Investigaciones de Actividades Enemigas (SIAE), para descubrir al espía nazi que enviaba mensajes en clave al alto mando alemán, durante la II Guerra Mundial.
Un avión norteamericano rastreador había detectado que los mensajes radiales se enviaban desde la zona comprendida entre Belascoaín y los muelles.
Tocaba al cabo Fernández verificar a todos los extranjeros residentes en esa zona que recibían dinero del exterior. El en banco de Boston, en Cuatro Caminos se detectó una tarjeta con la firma de alguien que había recibido dinero del extranjero.
Fernández se reunió con los carteros que diariamente partían para su trabajo desde el Ministerio de Comunicaciones en Teniente Rey y Oficios, y uno a uno fue enseñándole la tarjeta con la referida firma.
Al fin uno de ellos, José Francisco Rojo, recordó aquella firma y lo entregó al cabo quien de inmediato dio al cartero un sobre falso para que lo llevara a esa dirección y verificara de nuevo la firma del destinatario. Así fue, en el segundo piso de la casa marcada con el número 366, de Teniente Rey, entre Villegas y Aguacate, vivía un extranjero que recibía dinero del exterior, y precisamente de donde debía recibirlo el espía nazi.
El cabo Fernández subió apresuradamente las dos escaleras, llegó a la puerta del sospechoso, tocó, y cuando éste le abrió, le pegó la pistola al estómago y le dijo: Date preso y estate quieto.
Al principio el sospechoso negó la acusación, pero casi enseguida aceptó ser espía nazi y dijo que lo habían obligado.
El ingeniero alemán Heinz August Kunnin, de 31 años de edad, quien se hacía pasar por el ciudadano hondureño Enrique Augusto Lunin, espía nazi en Cuba, era detectado y conducido a las oficinas del CIAE.
Al realizarse el correspondiente registro en su domicilio, se le encontraron, además de los equipos de comunicación y jaulas con pájaros cantores, mensajes descifrados para ser mandados al alto mando alemán, con informaciones económicas y acerca de las operaciones en los puertos del occidente del país.
Después de un proceso judicial en que el encartado aceptó todos los cargos, el 10 de noviembre de 1942, en el Castillo del Príncipe era fusilado el espía nazi quien de esta manera pagaba sus culpas por delitos de lesa humanidad.
Algunos de los datos ofrecidos en estos trabajos son de la magnífica obra La muerte viaja con pasaporte nazi, del autor cubano Juan Chongo Leyva.
Gracias y hasta la próxima con otro tema de la ciudad de La Habana.

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