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Un canario amigo de Martí: Joaquín Montesinos Trujillo

14 de noviembre de 2022

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El 27 de agosto de 1892 apareció en el periódico un texto martiano muy pocas veces citado. Se titula “Los isleños en Cuba” y el primero de sus tres párrafos más las líneas finales las dedica a este canario que s entregó a la causa de la libertad de Cuba.

Gracias a los estudios de la profesora cubana Elsa Vega Jiménez. Residente en aquel archipiélago tan vinculado a nosotros y a Hispanoamérica, conocemos su segundo apellido, que nació en el pueblo de Agulo, en la isla Gomera, y que murió en Cuba en 1911.

En el texto referido antes, Martí entrega su emocionado recuerdo de quien fuera su compañero de vicisitudes de los trabajos forzados en las canteras durante 1870: “Allá, hace años, no había en el presidio de La Habana penado más rebelde, ni más criollo, que un bravo canario, Ignacio Montesinos. Toda la ira del país se chispeaba en aquellos ojos verdes. Echaba a rodar las piedras, como si echara a rodar la dominación española. Se asomaba, al borde de la cantera a verla caer. Servía mucho, hablaba poco, dio opio a los guardias, y huyó libre. ¡Y ahora, veinte años después, aquel noble isleño, coronado de canas, escribe, desde un monte de Santo Domingo, que es como el de antes su corazón; que no se ha cansado de amar al país; que el padecimiento y la ruina, que le cayeron por él, se lo hacen amar más, que allá está, suspirando, por prestar a Cuba algún servicio. ¿Quién mejor que este isleño, podrá llamarse cubano?”.

Y en la frase final del último párrafo, luego de dedicar espacio a homologar la triste vida del empobrecido campesinado canario con la de los cubanos bajo la colonia, cierra el artículo con esta frase: “Pronto va a tener Montesinos la ocasión aspirada de servir a Cuba.”

En 1894, en carta a Manuel Barranco, uno de sus leales colaboradores en Nueva York, Martí le menciona, sin dar el nombre, al hijo “de un isleño que estuvo en presidio conmigo” lo cual indica que probablemente ya ambos se habían encontrado durante el primer viaje del Maestro a Dominicana en septiembre de 1892, cuando ofreció el mando del Ejército Libertador a Máximo Gómez.

Tres años después, cuando Martí viaja a República Dominicana para incorporarse a la guerra libertadora en la patria, se rencuentra con Montesinos, quien, según escribe en su diario, junto con su hijo Adolfo, le ayuda con cabalgaduras en sus movimientos en la frontera con Haití,

Finalmente, Martí incluyó, en una carta de 1895 para Benjamín Guerra y Gonzalo de Quesada, una breve nota seguramente para Patria, titulada “Clubs de Santo Domingo”. Allí señala que se llamaba General Cabrera el club presidido por “un isleño que cargó nuestro grillo presidiario, Joaquín Montesinos.” También lo llama “un hombre ferviente y generoso, muy amigo de Cuba, que con su independencia solo tiene paces.”

Hermosa amistad con Martí la del canario patriota por Cuba, como la de tantos otros que pelearon en las filas mambisas.

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