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¿Tu perro te lame la cara?

15 de marzo de 2013

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Los que quieren a los animales siempre lo han sabido. Ahora la ciencia apoya también la idea de que el perro es el mejor amigo de del hombre.
Un estudio del Departamento de Psicología de la Universidad de Londres revela que el perro responde a las emociones humanas y que es sensible a nuestra tristeza y angustia.
Dos investigadoras de dicha universidad analizaron el comportamiento de varios perros domésticos ante diferentes expresiones humanas, y llegaron a la conclusión de que el perro reacciona de forma distinta ante nuestra alegría y ante el dolor.
Las científicas contrastaron cómo, cuando los humanos se mostraban felices, el can se acercaba a ellos, en su mayoría, con expresión juguetona o de interés. Sin embargo, cuando las personas lloraban, el perro reaccionaba con lamidos en sus manos y cara, les olisqueaba de forma suave y les acariciaba con su cuerpo. Demostraron que los lengüetazos en el rostro son un gesto de cariño y de apoyo ante el dolor humano
Las investigadoras opinan que, a pesar de ser un estudio muy experimental, sin embargo, confirma que el perro es capaz de “empatizar” con los humanos, de ponerse en nuestro lugar y sentir (al menos en parte) lo que nosotros sentimos. Es algo así como un  contagio emocional, dijeron.

El lengüetazo es la versión canina de un cariñoso y húmedo beso. Ellos también nos pueden lamer las orejas. Hay estudios que afirman que el perro recibe información de nosotros a través de la lengua. Esto explicaría por qué el can es capaz de saber si estamos tristes o, alegres.

El lametazo del perro es un gesto con el que el animal nos brinda mucha información. Cuando tenemos un cachorrito, tenemos que fijarnos como éste aprende a “hablar” con su lengua. A veces, nos demuestra su cariño: el lamido del perro es el equivalente humano de la caricia o de un beso cariñoso Otras veces, para decirnos que nos acepta como “jefe de la manada” (recordemos que el perro es un animal social que establece fuertes relaciones con los individuos de su entorno). O para decirnos que necesita algo. Que tiene un deseo.
Ese potente lametazo en la cara del dueño, es un afectuoso modo de reconocernos, explorarnos y, con ello, saber más de nosotros. El animal utiliza su lengua para relacionarse y explorar su entorno. Es una aceptación de que el vínculo con su dueño es muy importante y sigue despertando la felicidad de compartir el tiempo y el espacio de la mascota con su amo.

Las lengüetadas como forma de señalar sumisión, o aceptación del orden social, son reconocidas por el perro desde su etapa de cachorro. Lamer la cara de su madre es una conducta habitual para el pequeño cachorro, sin embargo, para que un lametón implique obediencia, este debe ir acompañado con otros signos, como mostrar una orejas más agachadas de lo normal.
En cualquier caso, bien sea para ayudarles a comer, bien para cuidar de su higiene, o tal vez como mensaje, los lametones de la madre canina se reciben como un gesto natural e instintivo de la cría desde sus primeros días de vida. El amor tiene muchas formas y expresiones. Y, qué duda cabe, los lametones del perro son una de ellas.

Hay quien opina que para hablar de un lamido como gesto positivo, éste debe ir acompañado de una cola en movimiento enérgico (hacia los laterales, y en paralelo a la altura de la columna), con las orejas   hacia abajo, con una expresión sumisa al caminar (con las patas flexionadas) o con un caminar notoriamente lúdico.
Un Adiestrador Canino Profesional, plantea que hay casos donde el perro lame, pero para conocer un “potencial rival” y ver sus reacciones. Que nos podemos dar cuenta que un lamido puede ser previo a una mala actitud en el perro si está acompañado de “malas” señales como los pelos del lomo erizados, con las orejas en alto, y la cola perpendicular al suelo (firme o en movimientos rígidos). Esto casi siempre responde a un mecanismo de defensa que se activa con el único fin de la supervivencia del individuo, en una situación desconocida para él.

Tener un perro como mascota no solo implica alimentarlo y darle un espacio para dormir. Hacernos cargo de un perrito envuelve mucho más, se relaciona más con el cariño y los cuidados que se le pueda ofrecer, brindándole una buena calidad de vida.

Recordemos que…”la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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