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Tremendamente salvajes

15 de diciembre de 2014

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El relato de seis historias que, por su crudeza y por su final, alteran la cotidianidad es la propuesta que trajo Damián Szifrón a La Habana. Precedida por un  enorme éxito de taquilla y con el aval de contar en su elenco con actores de la  talla de Darío Grandinetti, Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia y Rita Cortese, desde que el filme inauguró la cita habanera  ha sido uno de los más aclamados por el público del evento.
La primera, breve y contundente, narra la venganza terrible de un individuo al que nunca veremos contra todos los que le rodearon. Luego una joven camarera debe servir la mesa al hombre que provocó la muerte de su padre; incapaz de reaccionar, será su compañera quien librará a la sociedad del maleante. A continuación seremos testigos de un duelo en la carretera entre dos hombres de diferentes estratos sociales y actitud ante la vida, que culmina con la muerte de los contendientes, en una posición que no revela lo sucedido entre ellos. Ricardo Darín es Míster Bombita, un experto en explosiones, que aprovecha sus conocimientos técnicos parareivindicar sus derechos ante el sistema que lo avasalla. Un accidente de tránsito, en el cual sale lastimada una joven embarazada a quien el chofer no asiste, provoca la muerte de un inocente. Y, finalmente, la celebración de una boda se convierte en un infierno para los novios y sus invitados.
Son historias duramente humanas, en las cuales la venganza podría ser uno de los hilos conductores, pues los protagonistas se rebelan a su manera contra la injusticia, la infidelidad y la traición.
Cada relato exige la forma narrativa correspondiente. Se presentan argumentos que transcurren en espacios cerrados como el del avión, el de la cafetería o la boda. Uno se desarrolla en una carretera desierta,  y en  el del accidente y el de Míster Bombita se alternan locaciones,  abiertas y cerradas. En todas las secuencias subyace un sentido del humor que contrasta con la terrible situación que  describe la fábula, y hace que el espectador se cuestione su actitud ante los hechos  presenciados. La música, firmada por el extraordinario Gustavo Santaolalla, es otro personaje que  marca el ritmo de la acción, matiza los sentimientos de los personajes, subraya las atmósferas de cada escena.
Para los actores vayan grandes aplausos, pues todos se desempeñan magistralmente, desde los más reconocidos, esos que arrancan ovaciones desde que aparecen en los créditos, hasta los que vemos por primera vez.
Son “Relatos salvajes” muy bien contados que logran conectarse con los espectadores.

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