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Sydney Pollack

22 de mayo de 2025

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“El gobierno de Estados Unidos me prohibió rodar el filme Havana en Cuba, aunque los cubanos sí que me dejaban”. Así expresó el cineasta Sydney Pollack en enero de 1991 para la prensa madrileña. No obstante, el cineasta filmó la película en Santo Domingo, una costosa superproducción ambientada en las Navidades de 1958, durante los últimos días del régimen de Fulgencio Batista, y se trata de una historia de amor entre un jugador norteamericano y una revolucionaria, protagonizada por Robert Redford (su actor favorito) y Lena Olin.

La cinta no alcanzó el éxito esperado y la crítica le encontró un marcado paralelismo con el clásico Casablanca, pero Pollack cuenta también que después la trajo a Cuba, sostuvo un encuentro con Fidel Castro y que este le dijo: Me gusta la película y lamento que no se haya podido rodar aquí. Entonces, en conferencia de prensa se le escuchó al cineasta decir un tanto en broma: Debo estar loco para presentar Havana en La Habana.

En realidad, durante su estancia con motivo del XII Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, eso fue en diciembre de 1990, la cinta recibió algunas críticas fuertes, no por su realización en el orden técnico sino por el tratamiento del elemento histórico.

Pero la visita de míster Pollack a la cual aludiremos a continuación tuvo lugar antes, en ocasión del 8vo Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, en la primera quincena de diciembre de 1986, cuando entrevistado para la revista Cine Cubano, dijo:

– En los Estados Unidos tenemos una industria del cine muy comercial. Los filmes no son tan personales como en Europa. Las películas norteamericanas son caras: recaudan millones de dólares cuando tienen éxito o pierden millones cuando fracasan. El problema para la mayoría de los directores que trabajan dentro del sistema, es encontrar la satisfacción económica a través de películas comerciales.

Llegaba a raíz de obtener el Oscar a la mejor dirección por África mía y su presencia destacaba entre la de numerosos invitados: Julie Christie, Gian María Volonté, Gregory Peck… quienes en las tardes se reunían en el Salón Rojo del Hotel Capri para asistir a las conferencias de prensa, en medio de la fiebre de películas que cada diciembre embriaga a los cinéfilos cubanos.

Murió el 26 de mayo de 2008, a la edad de 73 años y sus filmes invariablemente dieron que hablar a los críticos y a los espectadores

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