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¿Simplificar o complicar?

7 de enero de 2014

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El desarrollo de la civilización, ha generado la búsqueda de soluciones cada vez más complejas -aunque casi siempre eficaces- para hechos de la vida cotidiana.  En el caso de la música, por ejemplo, de la simple clasificación: religiosa y profana, empezamos a utilizar términos como: culta, clásica o de conciertos, en contraposición a la popular, como si la una y la otra nada tuvieran que ver o, lo que es peor, como si la popular fuera inculta, no clásica o su función social fuera ajena a la sala de conciertos. Pensemos en creadores como Sindo Garay, Manuel Corona, Miguel Matamoros, Benny Moré y tantos otros que, sin tener formación académica, crearon páginas inmortales que hoy forman parte del repertorio más culto y clásico de la música cubana y que, por sus valores artísticos, se interpreta en las mejores salas de conciertos nacionales e internacionales. Creo que los términos culto y clásico para referirnos a repertorio que se estudia en los Conservatorios, debe sustituirse por el de: música académica, simplificando de este modo lo que, en vez de simplificar, complica la comprensión de cualquier persona.
Otro término que se utiliza en la actualidad es el de cantautor, sustituyendo así el tradicional y hermoso de trovador que nos recordaba a los legendarios trovadores y juglares de la Edad Media quienes, acompañados de su lira recorrían los pueblos cantando historia de héroes y dioses, un ejemplo de cuyo arte quedó recogido en “La Ilíada” y “La Odisea” que inmortalizaron a Homero. ¿Acaso es más hermoso el término cantautor, o simplemente es un deseo de innovar para estar a la altura de los tiempos que corren? Para la autora de este comentario, la trova es una sola y, aunque cada nueva generación dentro de ella, responda a los patrones de su época, ¿por qué es necesario clasificarla en nueva, novísima…. o llamarle de otro modo al trovador? Lo importante es que ellos forman parte de nuestra identidad, y no necesitan de nombres distintos para diferenciar a los de antes y los de ahora.  Y ahora recuerdo a Silvio Rodríguez cuando, en una entrevista que le hiciera Leonardo Acosta, al referirse al vanguardismo y al ultraísmo expresó: “Yo no creo que nadie se haya planteado escribir bajo el signo de ningún “ismo”: eso ha sido una manera espontánea de expresión de cada cual en determinado momento. /…/ Y es que todos esos “ismos” han reflejado, ni más ni menos, que la vanguardia de su época respectiva, y han reflejado los problemas de la sociedad de Latinoamérica desde la vanguardia /… pero  nadie se ha casado con ninguna tendencia ni forma poética”.
El mundo de hoy está lleno de problemas económicos y sociales, generados por los países más poderosos, y la música no es ajena a sus consecuencias, pero los artistas continúan creando sin pensar en ésta o aquella clasificación donde se le encasilla, y eso es lo importante.

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