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Entrevista a Luis Cáceres (I)

13 de junio de 2014

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Entrevista a Luis Cáceres, de Ecuador

Usted asistió al Festival de Pantomima Teatro del Cuerpo Fusión. ¿Qué opinión le merece la Escuela que ha creado Maritza Acosta?
La escuela que formó Maritza Acosta era como un semillero de muchachas y muchachos interesados en el arte. Es una lástima que haya cerrado porque formó mimos de alto nivel técnico con base humanista y disciplinados, lo cual es muy importante. También cuenta con una planta docente de lujo. Ojalá pudiéramos replicar esta experiencia en América Latina. En Cuba investigan la Historia, y la hacen parte de su tradición, eso no pasa en otros lados, donde olvidan a  los que le  antecedieron. Mis alumnos se sorprendieron al ver las duras condiciones en que trabajan Maritza y sus alumnos, y se dieron cuenta de que lo que importa es la dedicación al trabajo y la constancia.

Han aparecido varios libros de su autoría, donde el mimo es objeto de estudio. ¿Qué recepción han tenido?
Hay muchos mimos de formación empírica, no tienen formación académica para contraponer lo que digo, y lo interesante es que la gente se ve obligada a estudiar. Se ha acercado mucha gente para intercambiar información y eso ha sido enriquecedor, el conocer a mucha gente, el conocer otras culturas. Ha sido muy lindo este intercambio.

¿Por qué se dedicó a la pantomima?
Nací en una familia de actores, en un momento se dedicaron a los títeres, pero ya no quiero hacerlo más, pasé mucho tiempo con los títeres, pero el mimo siempre me gustó mucho. Estudié Actuación y me maravilló la posibilidad que tiene el mimo de expresarse sin palabras. Mi padre es profesor de Expresión corporal en la Universidad y le pedí que me entrenara. Preparaba, con 9 años, unas escenas cortas y las presentaba antes de la función de títeres. Me encantó el contacto con el público, eso fue lo que decidió que me dedicara al mimo.

En los últimos tiempos se explota el cuerpo de maneras muy diversas.
Siempre nos toca volver al cuerpo. Los grandes maestros del teatro vuelven a la acción física, es algo que los jala. En la actualidad la corporalidad se vuelve compleja con tanta innovación tecnológica, creo que dentro de diez años habrá teatro virtual. Las películas en 3D solo pueden hacerla porque comprenden la corporalidad, comprenden cómo se mueven los personajes. Pienso en los performances que se hacen en la calle, es alguien que confronta su cuerpo con el entorno. Veo a los jóvenes que se ponen piercing y se tatúan, es su forma de volver al cuerpo. Lo corporal es  fundamental para comprender la esencia de las cosas.

¿Cree que a eso se deba las posibilidades del cuerpo como lenguaje teatral?
El mimo piensa mucho en entretener al espectador, pero podemos lograrlo si tomamos respeto a la pantomima, si entendemos que no es solo una forma de entrenamiento para el actor. La pantomima me da la posibilidad de trabajar una poética teatral, a veces los directores se limitan a reproducir lo que dice el texto dramático. Al no usar la palabra la pantomima encuentra otras poéticas, trabaja otra forma de la semántica, genera simbología que el público debe aprender a leer. A Quito llegó un grupo coreano con un montaje de Sueño de una noche de verano. En un momento doblaban en cuclillas las piernas, en la tercera función comprendí que esa era la risa y reí con ellos. Eso era lo bello, que me hicieran entender su lenguaje a través de lo gestual. El mimo propone un lenguaje y el público lo aprende y lo disfruta ahí mismo. Para mi la pantomima es lo más poético que hay, llegar a ese momento es maravilloso para mí. Por eso hay que tratar a la pantomima con respeto.

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