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Segunda edición de la revista “La Edad de Oro”

2 de agosto de 2019

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Las hermanitas floristas (Medium)

 

En agosto de 1889 salió el segundo número de La Edad de Oro, revista escrita y dirigida por José Martí, especialmente dirigida a los niños de América.

En la parte inicial de este número se incluyó un grabado de un cuadro de Luis Becchi titulado Las Hermanitas Floristas.

De inmediato aparece un largo trabajo que trató sobre la historia del hombre, contada por sus casas, que también contó con 18 dibujos.

En este trabajo Martí les ofrece a los infantes una caracterización de la evolución de la humanidad teniendo como premisa el propio desarrollo de sus viviendas. Precisamente comenzó dicho trabajo al exponer: “Ahora la gente vive en casas grandes, con puertas y ventanas, y patios enlosados, y portales de columnas; pero hace muchos miles de años los hombres no vivían así, ni había países de sesenta millones de habitantes como hay hoy.”

Después de recordar cómo fue la etapa inicial de la vida de los seres humanos y como entonces vivían en cuevas e incluso en agujeros en la tierra, Martí fue detallando las características de las primitivas viviendas y cómo se produjo su evolución.

Precisó que hubo determinados períodos en la historia de la humanidad, catalogados como las edades de piedra, del bronce y del hierro, respectivamente y también comentó como esto no se podía ver en forma esquemática puesto que en diferentes zonas del mundo mientras unos pueblos ya habían rebasado una etapa específica, otros se habían quedado rezagados.

También de manera complementaria ofreció a los lectores 18 ilustraciones de diferentes tipos de viviendas de distintas regiones del mundo.

Dos poemas incluyó Martí en esta segunda edición de La Edad de Oro. Uno de ellos es el titulado “Los Dos Príncipes”, idea de la poetisa estadounidense Helen Hunt Jackson, en el que se hace alusión al fallecimiento respectivo del hijo del rey y el de un humilde pastor y el intenso dolor que sufrían las respectivas familias.

El otro poema se identifica como “La Perla de la Mora”. En este caso se trata de un poema que es pequeño puesto que sólo contiene ocho versos: En dicha obra expresó:

          Una mora de Trípoli tenía

          Una perla rosada, una gran perla:

          Y la echó con desdén al mar un día:

          -“¡Siempre la misma! ¡ya me cansa verla!”

          Pocos años después, junto a la roca

          De Trípoli… ¡la gente llora al verla!

          Así le dice al mar la mora loca:

          -“¡Oh          mar! ¡oh mar! ¡devuélveme mi perla!”

Obviamente este poema plantea una gran enseñanza, puesto que de su lectura y análisis se puede llegar a la conclusión que no se debe despreciar y botar lo que uno tiene ya que en un momento determinado puede anhelar o necesitar eso que desdeñó.

 

Nené traviesa (Medium)

 

 

Martí también insertó en las páginas de esta segunda edición de la revista La Edad de Oro el cuento titulado “Nene Traviesa” ilustrado con cinco dibujos de Adrien Marie, en el que destacó la importancia que tenía que los niños obedecieran a sus padres.

A su vez incluyó el relato “Las Ruinas Indias”, trabajo que comenzó detallando: “No habría poema más triste y hermoso que el que se puede sacar de la historia americana.”

Igualmente aparece en este segundo número de la revista un interesante trabajo titulado “Músicos, poetas y pintores” en el que se reflejan anécdotas de la vida de hombres famosos, traducidas del último libro de Samuel Smiles.

En este trabajo se presentan además cuatro retratos correspondientes a Miguel Ángel, Mozart, Moliere y el poeta escosés Robert Burns.

A dicho trabajo Martí le añadió algunas consideraciones sobre la etapa de la juventud en la vida de los seres humanos, la trascendencia de la educación y el valor de la inteligencia.

Por ejemplo con respecto específico de la juventud expuso que el mundo tiene más jóvenes que viejos y que la mayoría de la humanidad es de jóvenes y niños.

Y seguidamente patentizó: “La juventud es la edad del crecimiento y del desarrollo, de la actividad y la viveza, de la imaginación y el ímpetu.”

Sobre la educación igualmente resaltó en el trabajo titulado “Músicos, poetas y pintores”: “La educación empieza con la vida, y no acaba sino con la muerte”.

Y en relación con la inteligencia manifestó: “En el mismo hombre suelen ir unidos un corazón pequeño y un talento grande. Pero todo hombre tiene el deber de cultivar su inteligencia, por respeto a sí propio y al mundo. Lo general es que el hombre no logró en la vida un bienestar permanente sino después de muchos años de esperar con paciencia y de ser bueno, sin cansarse nunca.”

En esta edición de La Edad de Oro también está la sección La última página en la que Martí se refirió a la propia revista al exponer que La Edad de Oro no se quiere morir, porque nadie debe morirse mientras pueda servir para algo, y la vida es como todas las cosas, que no debe deshacerlas sino el que puede volverlas a hacer.

Y además expuso una reflexión acerca de cómo concebía debía ser la actuación de los seres humanos y de los niños en particular puesto que afirmó: “Así es la vida, que no cabe en ella todo el bien que pudiera uno hacer. Los niños debían juntarse una vez por lo menos a la semana, para ver a quién podían hacerle algún bien, todos juntos.”

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