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Reynaldo González y José Zurita opinan acerca de Benny Moré

21 de agosto de 2014

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Incluiremos hoy en nuestra sección las palabras que grabamos al intelectual cubano Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura, para un programa radial que hace algunos años dedicamos a Benny Moré (Santa Isabel de las Lajas, Cienfuegos, Las Villas, 24 de agosto de 1919-La Habana,  19 de febrero de 1963).

Benny MoréA Benny nunca lo traté; pero con él bailé mucho. Yo era un bailador nato, algo que he perdido con el tiempo por falta de hábito, de entrenamiento, y a Benny lo recuerdo como el intérprete de la música que preferíamos para  bailar.
Mi juventud transcurre en la década del cincuenta, del siglo XX,  época del emporio de Benny Moré recorriendo las provincias cubanas, y en mi natal Ciego de Ávila bailé mucho con él; era una constante presencia en la radio y en la victrola de la de la esquina, algo completamente perdido y que lamentaré siempre, porque soy victrolero; me gusta que la música me aborde en la esquina.
Recuerdo  que había un club en Ciego de Ávila donde íbamos a oír jazz y había gente que bailaba rock and roll. Pero el mundo victrolero  era el mundo la música cubana y allí siempre se encontraban los mejores discos de Benny Moré. Echar una moneda en la victrola y pedir una cerveza, un trago, o sencillamente un refresco, y echar un pasillo escuchando su voz era algo muy espontáneo, pues Benny iba dentro de uno.
Benny para mí es ritmo, es una sensibilidad particular  para el cuerpo que uno disfruta y una voz única, de la cual dio la mejor definición en un poema Roberto Fernández Retamar cuando expresó: “esa voz que termina  en punta”. Es la forma que Retamar concibió para describir los agudos muy sostenidos de Benny Moré, de cómo floreaba la canción a tal punto que al escucharla después por otro artista siempre se impone la comparación, por dentro Benny le resuena a uno.
Creo que esa capacidad de Benny para quedar dentro del tímpano popular es algo inigualable y único.  Asimismo explica su vigente popularidad. En Venezuela, México, y Colombia hay un culto a Benny Moré; su fama se mantiene viva en el entorno latinoamericano y caribeño y esto se lo ganó cantando.

A su vez el investigador venezolano José Zurita declaró para el aludido programa dedicado a El Bárbaro del Ritmo:

La figura de Benny Moré para la mayoría de los  venezolanos es la más alta expresión del sonero popular, por algo se le ha llamado El Sonero Mayor. Y aparte de sus interpretaciones  de la música alegre, festiva, también se le valora por su forma tan personal al abordar el bolero; en esto no tiene  parangón con otro cantante  de su tiempo.
No hay ningún venezolano, joven o de cierta edad, que no conozca a Benny Moré. Todavía permanece vivo en la radio,  en lo cotidiano de la música, y sigue macando pautas para soneros de mi país.
En cuanto a su difusión, desde el punto de vista comercial, no hay ventas de discos en la cual no se incluyan los de él.  Casa disquera que no tenga  sus discos se puede asegurar que está incompleta. ¿Y qué quiere significa esta presencia de los discos de Benny Moré que se agotan en las pequeñas y grandes ventas de discos en Venezuela? Pues que no sólo son comprados por gente de cierta edad que pudo conocer a este genial artista, sino también por jóvenes que disfrutan de la voz y la música de Benny Moré.
Realmente Benny Moré es una figura muy viva en Venezuela, y no es de extrañarse que la gente del pueblo cante algunas de las obras de su repertorio, sobre todo un famoso dúo grabado por él y Alfredo Sadel de Alma Libre, de Juan Bruno Tarraza, pieza que no hay noche de fiesta o dedicada al bolero en la cual no se haga referencia a ella.

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