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Refrescante bebida en casa

28 de abril de 2020

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Ahora que todos debemos permanecer en casa con el fin de protegernos de la Covid 19, nada mejor para sofocar el intenso calor en nuestro país, que una refrescante bebida natural a base de frutas del patio. Por supuesto que mientras más fría, mejor. Pero, ¿quieres saber cómo y cuándo llegó el hielo a la capital cubana?

El 23 de septiembre de 1801, el habanero Francisco de Arango y Parreño propuso al Real Consulado traer hielo a La Habana, lo que fue aprobado por el gobernador don Salvador de Muro y Salazar.

A principios de 1805 llegó al puerto habanero el buque “Favorito”, con un cargamento de doscientas cuarenta toneladas de hielo, para el que se fabricaron depósitos especiales.

Cinco años más tarde Federico Tudor, el Rey del Hielo, convenció a las autoridades y obtuvo el monopolio de esa mercancía en Cuba pro seis años, y desde entonces aparece en la ciudad la primera nevería, la de Juan Antonio Monte.

A partir de la llegada a la capital de esa agua solidificada y fría, cambiaron las costumbres y la fisonomía urbana. Comenzó la vida de cafés en La Habana. Así, en 1819, se abre en la esquina de Obispo y Monserrate un típico bodegón español: La Piña de Plata, que con los años se convertiría en el mundialmente famoso Floridita, la Cuna del Daiquirí.

También en la calle del Obispo comienzan a funcionar La Columnata Egipciana y La Bolsa. En la calle de la Obrapía se inaugura Las Rejas Verdes, en Prado, El Escauriza y en Muralla, La Fuente de Ricla.

Quien deseara un guarapo con hielo, podía dirigirse a Obispo número 41, aquel que prefiriera una zambumbia (refresco a base de miel de caña y agua helada) podía adquirirlo en la primera cuadra de la calle Cuba.

Pero hoy, podemos degustar riquísimos refrescos o jugos naturales en nuestros propios hogares. Bien valdría la pena juntar agua con mango, piña, melón o guayaba, azúcar (mientras menos, mejor) y hielo, y disfrutarlo en familia.

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