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Redescubrir el cine alemán una y otra vez

13 de diciembre de 2016

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Una de las muestras recurrentes en la programación del Festival Internacional del Nuevo Latinoamericano es la de cine alemán que cada año, junto a la tradicional semana que programa el Instituto Goethe con la Cinemateca de Cuba, mantienen a nuestro público permanentemente actualizados sobre el acontecer de esa cada vez más sólida cinematografía. Este año en que Toni Erdmann, de Maren Ade fue aclamada unánimemente por los críticos acreditados en Cannes, que le otorgaron su distinción para, meses más tarde, coronarla la FIPRESCI con su Gran Premio en San Sebastián, recibimos esta selección marcada por el eclecticismo temático y en la que resulta curioso el predominio en los siete filmes las decisiones que en un momento preciso deben adoptar sus personajes.

 

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“Toni Erdmann”, de Maren Ade

 

Sobresale en el conjunto la extrema sensibilidad con que Anne Zohra Berrached en 24 semanas (24 Wochen, 2016), describe el dilema de una feliz humorista que aguarda su segundo hijo cuando en un chequeo médico le informan que su bebé padece Síndrome de Down y una grave enfermedad cardíaca. A la incertidumbre de la pareja sobre el futuro que les espera a ellos y al niño, sobreviene el conflicto moral a dilucidar al arribar a esos seis meses de embarazo sobre si la solución es o no el aborto. Sin dejar de reconocer su fuerza emotiva la crítica reprochó que ciertas decisiones de la directora incidieron en su impacto. «Tal vez la principal virtud de este filme –expresó el colombiano Oswaldo Osorio– es el equilibrio que guarda entre el drama (…) frente a la manera como la narración expone los distintos ángulos y posibilidades de tan penosa situación».

 

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“24 semanas”, de Anne Zohra Berrached

 

Marc Brummund en Refugio (Freisttat, 2015) intenta iluminar una página oscura de la República Federal Alemana: la de los internados de educación cristiana donde aplicaban como métodos «didácticos» a la violencia y la represión. En el verano de 1968, a uno de esos reformatorios para muchachos difíciles, nacidos en la postguerra y deseosos de expresar su ira, va a parar un adolescente de 14 años de carácter problemático, frente al cual su padre se siente ya impotente. En medio de la atmósfera de uno de esos santuarios del terror que permanecieron abiertos hasta mediados de la década de los setenta como campos de trabajo y centros penitenciarios de alta seguridad, la película describe el descenso a los infiernos de ese chico rebelde por naturaleza, decidido a que no coarten su ansia de libertad.

 

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“Refugio”, de Marc Brummund

 

De «aproximación inteligente y bien actuada a un acontecimiento históricamente significativo aunque poco conocido», calificó The Hollywood Reporter a La conspiración del silencio (Im Labyrinth des Schweigens, 2014), de Giulio Ricciarelli, quien hurga en otro episodio tenebroso que estremeció la Alemania Occidental. A más de diez años del fin de la Segunda Guerra Mundial, sus habitantes prefieren disfrutar del boom económico fomentado por el canciller Konrad Adenauer y olvidar que en el aún reciente pasado nazi existió algo llamado «campos de concentración», donde imperaba la muerte. Pero cierto día el descubrimiento por un periodista de un antiguo oficial del campo de exterminio de Auschwitz que ejerce como maestro, incita a un joven fiscal a investigar el caso sin dudar en llevarlo hasta el final, pese a las amenazas recibidas. Esta cinta fue nominada en la categoría de mejor filme de habla no inglesa en los premios Satellite.

 

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“La conspiración del silencio”, de Giulio Ricciarelli

 

Asimismo está decidido a descubrir la verdad el sacerdote católico de una prisión en Pecado (Verfehlung, 2015), también conocida con el título de El culpable, del director y guionista Gerd Schneider. La fe del religioso protagonista experimenta una fuerte conmoción cuando es detenido un amigo y colega acusado de abuso sexual. Coconut Hero (2015), de Florian Cossen, es una coproducción con Canadá. Allí reside en un pequeño pueblo rodeado de bosques el personaje central, un joven que no conoce a su padre alemán y carece de amigos y de deseos de continuar viviendo, mucho menos en aquella casa donde su madre torna insoportable la cotidianidad. No le queda otra alternativa que dispararse con un rifle luego de publicar su propio aviso de defunción y en este preciso instante irrumpe un punto de giro tan inesperado como original.

 

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“Coconut Hero”, de Florian Cossen

 

Más sugestiva no puede resultar la sinopsis argumental de El concilio de los pájaros (Zerrumpelt Herz, 2014), dirigida por Timm Kröger: después de un divorcio que le afectó mucho, un joven músico opta por irse a refugiar a una cabaña de un bosque, en pleno 1929, en busca de inspiración y de traducir en el pentagrama el canto de los pájaros. Él mantiene correspondencia con un amigo, a quien invita a acudir a ese remoto paraje para interpretarle su nueva sinfonía, pero cuando este llega en compañía de su esposa y de otro amigo, el músico ha desaparecido misteriosamente.

 

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“Babai”, de Visar Morina

 

Solo una coproducción entre compañías de Kosovo, Alemania, Macedonia, Francia permitió a Visar Morina rodar su guion original: Babai (2015), término que significa padre. Y justamente un hombre y su hijo de diez años intentan la supervivencia en Kosovo a través de la venta de cigarrillos, pero la situación económica que atraviesa la región obliga al padre a emigrar a Alemania, tras la reunificación, con la finalidad de trabajar y aspirar a una vida mejor. Varios años más tarde, el tenaz muchacho decide emprender su búsqueda, no exenta de obstáculos que sorteará con resistencia y valor.

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