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Ramón María del Valle Inclán

5 de junio de 2019

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En su edición de diciembre de 1921 el mensuario Social apuntaba:

“Muy distinto a otros ’embajadores’ literarios que de la exmetrópoli nos han visitado, Ramón María del Valle Inclán ni dio conferencias en los centros regionales, ni fue coronado por comerciantes e industriales, ni pidió, ni aceptó regalos u obsequios de sus compatriotas, ni vino a ‘estrechar lazos’, que no es con banquetes ni hueca palabrería con lo que se pueden estrechar. Por el contrario, recibió ataques de muchos de sus compatriotas porque decía la verdad, la verdad de lo que piensa y siente el pueblo español”.

Y así fue en realidad, y digamos además que bastante sui generis fue la visita, pues Ramón María del Valle Inclán, el Marqués de Bradomín de sus célebres Sonatas, pretendió pasar sin que se le advirtiera, mas no del todo lo logró.

Dos publicaciones prestigiosas, El Fígaro y Social, visitadas por él en compañía de figuras de la intelectualidad cubana, rindieron homenaje a este hombre de barba muy larga y blanquecina, singular ingenio y palabra lúcida “cuyo arte original —en opinión de El Fígaro— ha renovado la prosa castellana”.

Pero no olvidemos que una tercera publicación, el Diario de La Marina, con buena dosis de chovinismo censuró en artículo titulado “La hispanofobia de Valle Inclán”, las críticas que por doquier lanzaba el escritor respecto de las instituciones y autoridades hispánicas de entonces.

Fue aquella la segunda ocasión en que el autor de Tirano Banderas se detuvo en Cuba, donde arribó alrededor del 21 de noviembre de 1921 para permanecer una semana. Valle Inclán llegó procedente de México en el vapor Zelandia y después de pasar por el campamento de cuarentenas de Tiscornia —donde fue a saludarlo el presidente del Centro Gallego de la capital— accedió a concurrir al ágape con que le obsequiaron sus compa­triotas gallegos.

De la primera estancia de Valle Inclán se ha hablado poco. Pasó entonces casi del todo ignorado en un ingenio próximo a Güines, rica región agrícola habanera. Corría el año de 1892 y no hay duda de que su carácter rebelde debió observar con irritación las formas represivas de las autoridades coloniales, las escenas en el ingenio de azúcar, etcétera.

Dramaturgo, poeta y novelista español, Ramón María del Valle Inclán formó parte de la corriente literaria denominada del Modernismo y se inserta además en la Generación del 98.

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