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¿Quién fue Athanasius Kircher?

10 de noviembre de 2017

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Athanasius Kircher

 

Athanasius Kircher nació el 2 de mayo de 1601(o 1602), en Geisa, Abadía de Fulda, Alemania y murió el 27 de noviembre de 1680, en Roma. Fue un sacerdote jesuita, políglota, erudito, estudioso orientalista, de espíritu enciclopédico y uno de los científicos más importantes de la época barroca.

Era hijo del filósofo Johannes Kircher, un doctor en teología por la Universidad de Maguncia (Alemania) que no llegó a ordenarse, quien obligó a sus seis hijos, tres hembras y tres varones a que ingresaran en diferentes órdenes religiosas porque la familia era demasiado pobre como para costearles los estudios.

Inteligente y capaz, Athanasius desarrolló una impresionante carrera intelectual mientras le rodeaba el convulso ambiente de la Guerra de los Treinta Años. Empezó estudiando humanidades en el colegio jesuita de Fulda e ingresó a los dieciséis años, en el seminario jesuita de Paderborn, donde se destacó en las ciencias naturales y lenguas clásicas; en 1628 fue ordenado sacerdote de la Compañía de Jesús; allí fue donde aprendió griego y hebreo a la perfección y profundizó sus estudios de humanidades, ciencias naturales y matemáticas, complementándolos con filosofía en Colonia.

En 1623, en Coblenza, enseñó griego, mientras que alcanzó lo que hoy se llama un posgrado en lenguas, en Heiligenstadt. Cuando se ordenó de sacerdote, ya se había doctorado en Teología.

En 1635, luego de viajar por Europa, se instaló en Roma hasta su muerte.

Estudió vulcanismo en Nápoles, Sicilia y Malta.

En Trapani y Palermo estudió los fósiles de elefantes antediluvianos (mamuts).

Estudió las erupciones del Etna y del Stromboli y la terrible erupción del Vesubio en 1630 y, cuando preparaba su vuelta a Nápoles le sorprendió el terrible terremoto que destruyó la ciudad de Euphemia. Tuvo la osadía de descender con una cuerda al cráter del Vesubio para determinar las dimensiones exactas del mismo y su estructura interna.

Todos estos trabajos dieron lugar a su obra “El mundo subterráneo” (1664 – 1665).

Además del vulcanismo, investigó el magnetismo, la luz y los fenómenos a ellos asociados: la piedra imán, el ojo, la óptica, las lentes, los espejos, la refracción, la linterna mágica. Inventó el modelo que se considera más perfecto de esta última máquina, así como el arpa eolia, un instrumento musical de cuerda que sonaba solo con el paso de las corrientes de aire.

Entre sus investigaciones científicas destacan: los oídos del ser humano, la vaca, el caballo, el perro, el leopardo, el gato, la rata, el cerdo, la oveja y el ganso, ilustrados en una obra titulada “Musurgia Universalis” (1650).

 

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Oídos ilustrados en Musurgia Universalis

 

Aficionado a la ciencia, inventor y coleccionista se le considera un erudito en diversos campos del saber en los que publicó diversos tratados: el estudio del chino, la escritura universal (Novum hoc inventum quo omnia mundi idiomata ad unum reducuntur, 1660) o el arte de cómo pensar. Destacó por su estudio sobre la lengua copta y su aplicación al desciframiento de los jeroglíficos egipcios.

En su obra del año 1671 “Ars magna lucis et umbrae” describe varios artilugios relacionados con la luz y las sombras, entre ellos varios diseños fantásticos de relojes solares: fue una de las muchas contribuciones del siglo XVII a la gnomónica (Ciencia de los relojes de sol)

Su obra escrita es muy prolífica y consta de 44 Volúmenes.

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