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¿Qué cambios se están observando entre las aves y las mariposas influidos por el cambio climático?

4 de abril de 2019

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Ganso de pico corto

Hasta la cigüeña, en el cielo, conoce sus estaciones;
la tórtola, la golondrina y la grulla tienen en cuenta el tiempo de sus migraciones

(La Biblia, Jeremías 8:7).

 

Las primeras observaciones registradas de la migración de las aves son de hace 3000 años, mencionadas por Hesíodo, Homero, Heródoto, Aristóteles y otros. La Biblia también menciona migraciones, como en el Libro de Job (39:26) y el de Jeremías. Aristóteles menciona que las grullas viajan de las estepas escitas a los pantanos de las cabeceras del Nilo. Plinio el Viejo en su Naturalis Historia repite las observaciones de Aristóteles y este último creía que las golondrinas y otras aves hibernaban, esta creencia persistió hasta 1878, cuando se publicó una lista de los trabajos que trataban sobre la hibernación de las golondrinas. Fue a principios del siglo XIX que se aceptó la migración como causa de la desaparición durante el invierno, de las aves en los climas del norte.

Fue entonces en la escuela, en los documentales, en los libros, las enciclopedias, donde aprendimos que muchas aves, y cuando digo muchas, me estoy refiriendo a muchos millones de ellas, migran cada año desde zonas frías, donde crían, hacia latitudes más cálidas, en busca, fundamentalmente, de comida. Así sabemos, por ejemplo, que la imagen típica de la migración son las de las aves terrestres norteñas como las golondrinas y aves rapaces haciendo largos vuelos hacia los trópicos. Muchos patos, gansos y cisnes que se reproducen en el norte son también migrantes de largas distancias, sin embargo necesitarían moverse al sur solo lo suficiente para escapar de las aguas que se congelan en sus zonas árticas de cría. Por ejemplo, el ganso de pico corto (Anser brachyrhynchus) migra desde Islandia a Gran Bretaña y a países vecinos. Algunos patos, como la cerceta carretona (Anas querquedula) se mueven completamente o parcialmente a los trópicos. De manera que gran cantidad de aves autóctonas de Europa Central y del Norte, vuelan hacia el norte de África en busca de insectos y otras fuentes de alimento que no pueden encontrar en sus lugares de cría. En África, por supuesto, deben luchar y compartir comida y refugio con las aves locales, por lo que este viaje tanto de ida como de regreso supone un gran desgaste para las aves. Sin embargo, sabemos que al llegar la primavera, siempre regresan a sus lugares de cría sencillamente porque allí la competencia por la alimentación es menos exigente: los días son más largos, los insectos abundan y las posibilidades de supervivencia mucho mayores.

Las rutas migratorias y las zonas de invernada son tradicionales y aprendidas por los jóvenes durante su primera migración junto a sus padres.

Pero, algo está ocurriendo, porque cada vez son más las aves que optan por permanecer en sus territorios aun a riesgo de no sobrevivir. Es un nuevo comportamiento, bien distinto. Y esto se debe, justamente, al ¡cambio climático! que lo está cambiando todo.

Sin dudas, el cambio climático está suavizando las temperaturas y esto hace soportable, por ejemplo, la permanencia de las cigüeñas en sus territorios porque ahora disponen de suficientes insectos, y pueden, además, ser las primeras en ocupar los territorios de reproducción.

 

¿Qué otras consecuencias está trayendo el cambio climático?

Duración de los viajes. La subida de temperatura ha permitido que las aves que siguen migrando ahora elijan viajes más cortos; por ejemplo, hay un número creciente de currucas capirotadas (Sylvia atricapilla) centroeuropeas, y también para muchas grullas (Familia Gruidae), que prefieren quedarse a medio camino en Inglaterra y no continuar su viaje hasta la península Ibérica.

Los migrantes de corto recorrido tienden a hacerse sedentarios, es decir, dejan de migrar, y los migrantes de largo recorrido no llegan a cruzar el Sáhara.

Cambios en las áreas de distribución. Debido al calentamiento global, los óptimos térmicos de muchas especies se encuentran cada vez más al norte o a mayores altitudes y muchas de ellas colonizan nuevas áreas en las que antes no se encontraban, siempre que estas estén disponibles.

Cambios en las distancias de migración. Como consecuencia de los cambios en las áreas de distribución, se están produciendo cambios en las distancias que tienen que recorrer las aves durante sus periplos migratorios. En el caso de las especies que colonizan o utilizan territorios más al norte, las distancias que tienen que recorrer están aumentando. Por ejemplo, las pardelas baleares tienen que moverse más al norte durante la época de dispersión, porque los bancos de peces de los que se alimentan se encuentran cada vez más al norte.

Tamaños. Como consecuencia de estos movimientos, ya se han detectado cambios en los tamaños corporales medios de algunas especies de aves.

Cambios en los calendarios de paso. El calentamiento global también está produciendo cambios en los calendarios de los ciclos biológicos. La primavera se adelanta y las plantas brotan y florecen antes. La fenología de los invertebrados, alimento de muchas especies de aves, también se ve alterada: empiezan a estar activos con anterioridad y tienen ciclos de vida mucho más rápidos. Debido a todos estos cambios, se ha observado una tendencia muy generalizada a adelantar la migración de primavera o prenupcial, así como las fechas de cría. En algunas especies se trata de más de un mes de diferencia en comparación con las fechas de 40-60 años atrás. Pero, hay casos en que algunas aves llegan tarde: algunas especies no consiguen ajustar sus calendarios de migración y tienden a mostrar tendencias poblacionales descendentes. Esto se produce por un desajuste con los calendarios de sus presas (plantas, insectos, Etc.): como la primavera se ha adelantado, muchas aves migratorias llegan tarde y no encuentran comida suficiente para alimentar a los pollos (los máximos de comida ya pasaron), y como consecuencia cae la productividad de la población: no producen pollos suficientes para mantener los niveles poblacionales. Un ejemplo de este fenómeno es el caso del papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca)

 

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Desacople de los ciclos entre las aves y las mariposas. Un estudio (Proyecto Montes Consolider) realizado demostró que entre 1990 y 2008, la temperatura media europea se desplazó hacia el norte 249 kilómetros. Para mantenerse en unas condiciones climáticas parecidas, las especies deberían haberse movido los mismos kilómetros en el mismo periodo de tiempo. Sin embargo, el estudio señalado reveló que, como promedio, las comunidades de aves en Europa se movieron hacia el norte sólo 37 km, mientras que las mariposas tan sólo 114 kilómetros. Por lo tanto, los investigadores alertaron que las aves y las mariposas no están siguiendo los pasos del cambio climático a una velocidad suficiente y que se está acumulando un desfase que los científicos llaman “deuda climática”.

 

¿Qué es la deuda climática?

Esto significa que muchas comunidades de pájaros y mariposas que antes convivían en un mismo hábitat ya no coinciden; por lo tanto, muchos pájaros que se alimentan de orugas de mariposas no tendrían alimento, y que en general esto podría repercutir en una menor disponibilidad de recursos para otro buen número de especies.

La deuda climática es mayor en aves que en mariposas, y esto puede dar lugar a desajustes en las relaciones tróficas que se establecen entre ambos grupos. Además, tanto los pájaros como las mariposas europeas viven cada vez más alejados de sus áreas climáticas óptimas y, por tanto, bajo un estrés térmico que las hace cada vez más vulnerables a posibles amenazas.

Colonización de especies africanas. Se ha observado que en las últimas décadas, más de 20 especies de aves de filiación africana están colonizando el continente europeo. Algunos ejemplos: elanio azul, ratonero moro, buitre moteado, halcón borní, corredor sahariano, vencejo cafre, vencejo moro, bulbul naranjero, camachuelo trompetero. Desde un punto de vista ecológico, podría decirse que el sur de Europa cada vez se parece más al norte de África.

La observación de los patrones de migración de las aves nos aporta una buena información sobre los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas y sobre el comportamiento de muchas especies.

 

Recordemos que… “la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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