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¿Puedo confiar?

18 de octubre de 2013

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La autorregulación, entendido como el control de nuestros estados, impulsos y recursos internos también posee otro atributo muy admirado y reconocido que es  la confiabilidad -el cual mencioné la semana pasada- y tanto es así que existen puestos de trabajo a los cuales se pueden acceder no solo por requisitos técnicos y experiencia sino también  por la confiabilidad mostrada, la cual se manifiesta en conductas íntegras, discreción, fidelidad, compromiso con la tarea, capacidad de mantener el secreto profesional y la calma ante eventos críticos entre otras características dependiendo de donde se trabaje; secretarios y jefes de despachos de ejecutivos y figuras políticas, trabajadores de centros de investigaciones científicas son algunos ejemplos donde la confiabilidad es fundamental.  No creo que hayan muchas personas que se reconozcan como poco confiables,  por lo que la opinión externa es muy valiosa en este caso, o sea, lo que los demás creen por la observación que hacen de nosotros y la consiguiente opinión que emiten. Este criterio de los demás es muy buen punto de comparación para saber por dónde anda el autoconocimiento, para saber cuánto nos conocemos, si nos exploramos lo suficiente para tener conciencia emocional, reconociendo nuestras propias emociones y los efectos que tienen en nuestras vidas, si sabemos cuáles son nuestras fortalezas y debilidades, si poseemos confianza en nosotros mismos y por transición, perfeccionar  la autorregulación, y repito, dentro de ésta poder educarnos en desarrollar la confiabilidad, que si bien es cierto que puse ejemplos de puestos de trabajo, es un requisito indispensable para la vida adulta. Sin embargo, es muy sencillo enseñar a un niño a convertirse en una persona que merece confianza ¿cómo? Pidiéndole que diga la verdad sobre lo que se le pregunta, aún cuando sean conductas indisciplinadas y que sus padres serán capaces de entender las razones y analizar con el niño si tiene razón o no, lo cual no quiere decir que no lleve una reprimenda o un castigo, pero siempre a  través de la comprensión y la confianza que sus padres le inspiran ¿Qué hay que ir al dentista? No mentirles y reconocer que puede ser molesto y hasta doloroso, pero imprescindible, lo cual muestra que los adultos son modelos de confiabilidad, que no mienten para obtener algo, y que la palabra dada es más valiosa que cualquier documento firmado y certificado legalmente. No defraudar a quienes confían en nosotros, no querer buscar caminos ocultos y falsos para lograr objetivos es ser confiable, que significa ser honesto, honorable. Creer que hay que obtener lo que se quiere a través de cualquier medio es hacerle honor a lo que el gran sociópata llamado Maquiavelo decía sobre que el fin justica los medios, lo cual es a todas luces contrario a la esencia humana. Conocí hace unos años, y lamentablemente tuve que compartir bastante tiempo en un trabajo que realicé en una universidad en el exterior con una mujer que lo que se proponía alcanzar siempre lo hacía de forma mentirosa, tramposa, disfrutando darle la mala a los demás para salirse con la suya y cualquier camino torcido le convenía, y lo más increíble es que tenía suficientes cualidades para logar sus metas de manera honorable, sin embargo no tenía, ni tiene, el más mínimo criterio de que no merece la confianza de los demás, ya que su autovaloración va por caminos muy diferentes y se asombraba -y hablo en pasado porque por fortuna la mantengo muy alejada de mí y no sé por donde andará su maldad- de que los demás dieran criterios negativos de ella. Es que auto conocerse no es tan sencillo como parece y por eso es que me gusta tanto escribir este espacio porque es un tema fascinante ¿no lo creen ustedes también?

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