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Problemas relacionados con el uso de medicamentos

5 de junio de 2018

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Cuando se indica un medicamento, por lo general el paciente espera conseguir la curación de la enfermedad o el alivio de los síntomas que lo aquejan. Sin embargo, esto no siempre ocurre de un modo tan simple, ya que el logro del efecto esperado del medicamento en ocasiones puede vincularse con la aparición de otra sintomatología negativa, también resultante de la administración del propio medicamento.

Esto sucede porque los medicamentos además del efecto deseado, beneficioso, pueden desencadenar otros efectos no deseados, negativos, en la mayoría de los casos condicionados por su mecanismo de acción y favorecidos por las características propias del individuo al que se le administra.

Un ejemplo típico de esta problemática lo encontramos en un grupo de fármacos muy usados por la población adulta, en particular de la tercera edad, para el tratamiento de síntomas como el dolor y la inflamación presentes en padecimientos de músculos y articulaciones característicos de esta edad: los antiinflamatorios no esteroideos o AINEs.

Un efecto negativo de los AINEs tiene lugar a nivel del sistema gastrointestinal, más específicamente sobre la mucosa gástrica. Por su propio mecanismo de acción los AINEs actúan inhibiendo las síntesis de prostaglandinas, sustancias endógenas amplificadoras del dolor y la inflamación. Sin embargo, estas sustancias tienen efecto protector de las células gástricas y a consecuencia su inhibición predispone a sufrir padecimientos estomacales como gastritis y en casos severos incluso puede llegarse al sangrado estomacal.

Otro efecto colateral negativo de los AINEs es su relación con la aparición de hipertensión. Este se halla igualmente relacionado con el mecanismo de acción farmacológica y su repercusión en el sistema renal. Los riñones son órganos que juegan un importante papel regulador en el control fisiológico de la presión arterial, acción que realizan a través de la producción de orina. Sobre este mecanismo influyen negativamente las prostaglandinas, capaces de disminuir el flujo sanguíneo renal y con ello disminuir la diuresis o eliminación de orina.

Ambos efectos negativos de los AINEs explican por qué las personas que padecen de gastritis, ulcera o son hipertensas, deben usar con máxima precaución estos medicamentos.

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