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Primeros negros en Cuba

30 de octubre de 2017

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Todo parece indicar que el primer hombre negro que llegó a Cuba, y al continente americano, fue Pedro Alonso, libre, quien vino con el almirante Cristóbal Colón como timonel de la nave La Niña.

“El que no tiene de congo, tiene de carabalí”. Esa frase en el habla del cubano, tiene su fundamento en el desarrollo cultural de nuestra nación. Es que la diversidad cultural de este país posee un elevado por ciento de la presencia africana, la que se fue incorporando desde bien temprano, desde los primeros años de la conquista y colonización de la Isla.

En fecha tan temprana como 1501, los Reyes Católicos Fernando e Isabel, ordenaron a don Nicolás de Ovando, gobernador de La Española, que impidiese la inmigración de esclavos moros y estimulara la de negros.

En 1513 el Contador de Cuba Amador de Lares pedía a Sevilla le mandaran cuatro esclavos negros, y dos años después desde Santiago de Cuba se pedían otros doce para trabajos en la construcción de fortalezas.

Muy arraigado en la cubanía está el elemento negro, que se introdujo en esta tierra desde los primeros momentos de la conquista y la colonización de Cuba, cuando comenzó la trata negrera. Como aclara el doctor Juan Antonio Alvarado Ramos en su estudio La ruta del esclavo, en los primeros tiempos la llegada de africanos se produjo en pequeñas cantidades, como correspondía a las necesidades de la economía colonial. Mas, en la medida que se iba desarrollando la agricultura azucarera y cafetalera, se producía un incremento considerable del arribo de negros, principalmente a finales del siglo XVIII y mediados del XIX.

La cantidad estimada de africanos llegados a Cuba en la época colonial, según las investigaciones, se aproxima al millón trescientos mil, lo que por supuesto repercutió, dejó su impronta en todas las esferas de la vida cubana: económica, social, biológica y cultural.

A Cuba fueron traídos negros de todos los sitios del África subsahariana, lo cual reafirma una gran diversidad de grupos étnicos de ese continente, concurrentes en el proceso de transculturación y mestizaje que hoy conforman lo nacional cubano.

No solo el azúcar y el café conocieron del trabajo esclavo africano, este también alcanzó la construcción de vías de comunicación, fortificaciones y grandes mansiones en las ciudades.

El espíritu de rebeldía del cubano le viene, en gran medida, desde las sublevaciones de los negros esclavos. La primera de que se tiene noticia ocurrió el 24 de julio de 1724 en las minas de El Cobre, cerca de Santiago de Cuba. Muchas formas adoptaron para revirarse contra el abusivo trabajo que les obligaban a realizar. Adoptaron formas pasivas de rebelión, las que reflejaban disminuyendo la productividad o acudiendo al suicidio. Pero las más importantes eran las conocidas como el cimarronaje, el apalencamiento y las sublevaciones, algunas tan bien organizadas que llegaban a tener repercusión en toda la isla.

Las fiestas religiosas traídas desde África han encontrado gran cantidad de simpatizantes que se hacen partícipes de bailes y ceremonias, amén de razas y creencias. Actualmente existen instituciones como la Sociedad Yoruba de Cuba y varias sectas religiosas, donde practican sus credos y culturas.

Aunque los españoles trataron de imponer a los africanos la religión católica, los sistemas religiosos provenientes de sus culturas también fueron preservados. Detrás de las imágenes católicas se ocultaban las verdaderas deidades africanas.

Como en la religiosidad del cubano, donde se mezclaron diversas doctrinas, con la cultura pasó algo similar. Todas las manifestaciones artísticas nacionales: los cantos, la música, la danza, el teatro, la plástica, la comida, cuentan con una gran diversidad de elementos conformadores de la cultura cubana. Pero principalmente confluyen la huella africana y la hispánica.

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