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Preparar medicamentos en casa

24 de enero de 2014

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Se podría pensar que en esta época en que la biotecnología no es más una palabra extraña, incluso para los menos entendidos, y que el descubrimiento del genoma humano ha insuflado grandes esperanzas a quienes trabajan para diseñar medicamentos transgénicos, hablar de preparar medicamentos en casa puede sonar un tanto anticuado.
Sin embargo, como aún son muchos los adeptos a tomar en cuenta los socorridos consejos de abuelita para los casos en que los medicamentos convencionales no resultan la mejor opción, presentamos el compendio de  algunas preparaciones medicinales fáciles y rápidas de elaborar en las cocinas de nuestro propio hogar, que nunca está de mas que conozcamos.
La infusión, preparación más consumida por placer o con fines medicinales, se realiza calentando agua y añadiendo la parte de la planta en el primer hervor. Seguidamente se aparta del fuego, se tapa y se deja reposar unos minutos. Para elaborar infusiones se suelen usar las partes jóvenes de la planta, como hojas, flores y semillas.
La decocción es un procedimiento usado con las partes más duras de la planta, como corteza, hojas coriáceas, raíces y tallos. Se prepara hirviendo la droga vegetal en agua durante un periodo de tiempo determinado.
La reducción se logra cuando la cocción se lleva a cabo durante más de 20 minutos. Este método se emplea para principios activos que resisten el calor y de los que se necesita, por su escasa proporción, una mayor concentración.
La maceración consiste en dejar reposar las plantas en agua fría durante algunas horas y sirve para extraer principios activos inestables frente al calor pero solubles en agua.
La tintura o vino medicinal es la maceración hecha en alcohol y normalmente lleva una parte de la planta por cinco de alcohol. Se usa si los principios activos no se disuelven bien en agua o son de sabor desagradable, empleándose generalmente planta seca.
Los jarabes son disoluciones de azúcar en agua a las que después se les añade la planta y los zumos cuando directamente se trituran las plantas frescas y luego se tamiza o cuela el líquido.
Para preparar aceites medicinales, se emplea el aceite común como disolvente del principio activo de la planta, el cual al igual que el alcohol es otro de los disolventes más usados. De hecho hay ciertas plantas que transfieren mejor sus principios activos al aceite. Son los más utilizados para uso externo en las friegas, masajes o untes.
Por último las cataplasmas o compresas, las cuales se preparan hirviendo la planta o sometiéndola a la acción del agua. Las plantas hervidas se envuelven en paños delgados que luego se sitúan sobre la zona a tratar.

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