ribbon

Preocuparnos y ocuparnos por las abejas

6 de abril de 2017

|

 

bee-with-pollen-241132730_std_0

 

¡Las abejas están desapareciendo! El ritmo de desaparición de las abejas se ha incrementado en los últimos años de tal manera que nos preocupa a todos. ¿Por qué es tan preocupante esta situación? Porque el papel de estos insectos polinizadores es clave para el mantenimiento de los ecosistemas y la producción de alimentos básicos.

La abeja, Apis mellifera, también conocida como abeja doméstica o abeja melífera, es una especie de himenóptero de la familia Apidae. Es la especie de abeja con mayor distribución en el mundo. Originaria de Europa, África y parte de Asia, fue introducida en América y Oceanía. Fue clasificada por Carlos Linneo en 1758. A partir de entonces numerosos taxónomos describieron variedades geográficas o subespecies que, en la actualidad, superan las 30 razas.

Curioseemos, solo un poquito, en el mundo de las abejas. Por ejemplo, cuando un apicultor se refiere a sus “colmenas” en forma colectiva lo hace desde un concepto intuitivo de colectividad. ¿Por qué? Porque la naturaleza social de las abejas conduce a que el individuo como tal deje de ser y se convierta en un componente en favor de la colectividad. Por todo ello se dice que la colmena es un “superorganismo”. Este superorganismo se comporta con sinergia, que es el efecto producido por la interacción entre los componentes de un sistema que hace que el todo sea más que la suma de las partes individuales.

¿Sabías que a esta sinergia de conjunto fue demostrada matemáticamente por Farrary se le llama Regla de Farrar? (Clarence L. Farrar, entomólogo y apicultor estadounidense, en 1937, realizó varias investigaciones sobre el comportamiento de las abejas, estudió su dinámica poblacional y curvas de crecimiento).

¿Qué dice la regla de Farrar? Conocida por los apicultores hace muchos años, dice que cuanto más aumenta la población de una colmena mayor es la producción individual de cada abeja. En otras palabras, que aumenta la productividad de la colmena y se conoce como un principio de sinergia. Esto se debe a que a medida que aumenta el número de abejas de una colmena, también aumenta la proporción de abejas pecoreadoras, que son las obreras de exterior, que realizan las funciones tales como, recolectar néctar, recolectar polen, recolectar propóleo y acarrear agua. Los descubrimientos de Farrar tienen una implicancia práctica en la producción de miel, y abejas. Por ejemplo, la producción de miel es directamente proporcional a la población de abejas de una colmena. Una colonia grande tiene una mayor proporción de abejas pecoreadoras que una colonia chica. Así, una colmena que tenga 60 000 abejas producirá 1,54 veces más miel que cuatro de 15 000 abejas. Una colmena de 45 000 abejas producirá 1,48 veces más miel que tres colonias de 15 000 abejas. Una colonia de 30000 abejas producirá 1,36 veces más miel que dos colonias de 15.000 abejas.

 

Estructura de una colonia de abejas

Estructura de una colonia de abejas

 

No sé si este descubrimiento ha sido valorado como es debido y si se aplica actualmente en la cría de abejas melíferas para obtener mayor cantidad de miel, pero sin dudas, es valioso e interesante.

En fin, las abejas están disminuyendo sus poblaciones. ¿Qué haremos nosotros los ciudadanos para contribuir a cuidarlas y mejorar su estado?

Primero, conocer el mal estado de las abejas y cómo nos afecta. Infórmate bien. El problema es más importante de lo que parece. Las abejas contribuyen mucho más en la naturaleza que solo hacer miel. Su desempeño como polinizadoras es clave, según datos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), de las cien especies de cultivos que proporcionan el 90% de la comida mundial, más del 70% se polinizan gracias a las abejas. Esta instituciones ha lanzado una alerta y también se ha acuñado el término “síndrome de despoblamiento de las colmenas” para referirse a las pérdidas repentinas de sus colonias. Los científicos han detectado más de una docena de factores que contribuyen por separado o en conjunto de forma negativa sobre las abejas: el uso indiscriminado de insecticidas, en especial los denominados neonicotinoides; hongos; parásitos; contaminación atmosférica; cambio climático; fragmentación y disminución de hábitat, etc.

Segundo, plantar flores y plantas beneficiosas para las abejas. Las abejas pueden utilizar una gran variedad de flores y plantas para alimentarse con su néctar y polen y fabricar la miel, pero tienen sus preferencias. Por ello, una ventaja ambiental es poner en marcha un huerto urbano, ya sea en solitario o con otras personas cercanas, es la de plantar y cultivar estas especies “pro abeja”. Si no se tiene un terreno disponible o se quiere empezar poco a poco, otra opción es plantarlas en casa: una pequeña terraza, un balcón, una ventana o un patio pueden convertirse en un “mini huerto urbano mini”. Las flores y plantas que harán las delicias de las abejas son muy diversas: lavanda, salvia, cilantro, tomillo, hinojo, borraja, azafrán, anemona, geranio, caléndula, amapola, girasol, heliotropo, albahaca, madreselva, melisa, violeta, romero, orégano, etc.

 

Colmenas urbanas para salvar a las abejas

Colmenas urbanas para salvar a las abejas

 

Convertirse en un apicultor urbano. Cada vez más personas de todo el planeta apoyan un movimiento mundial que estimula la cría y cuidado de las abejas. ¿En qué consiste? En montar una colmena urbana para producir miel y, de paso, ayudar a las abejas. Se ha visto, que a veces las abejas tienen más posibilidades en la ciudad que en el campo, ya que muchas ciudades carecen de buena parte de las amenazas que sufren las abejas en el campo. También las flores de parques y jardines las favorecen. Estimular la apicultura urbana, es una medida que le reportará grandes beneficios a las abejas y, por ende, al ser humano.

Colaborar en iniciativas de apoyo a las abejas. Por ejemplo, organizar y participar en charlas, cursos de apicultura, visitas a colmenares, incluso apadrinar una colmena desde la casa y vitarla. Llevar a nuestros hijos y nietos a actividades relacionadas con las abejas: concursos de dibujos, proyección de videos educativos, charlas para niños.

Avisar de posibles daños a las abejas locales. Debemos avisar a las autoridades ambientales, instituciones, o a los propios apicultores de la zona si se observa alguna anomalía entre las abejas y colmenas de la zona.

 

Recordemos que “…la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla

Galería de Imágenes

Comentarios