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Pez cebra: la experimentación con animales, ¿sí o no?

29 de enero de 2016

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Pez cebra

Pez cebra

 

 

El pez cebra o cebrita, Daniorerio, es un ciprínido emparentado con las carpas y los barbos, originario del sudeste asiático, de uso frecuente en acuarios por lo que es muy conocido entre los aficionados a la acuarofilia. Sin embargo, en los últimos años se han publicado cientos de artículos científicos con importantes avances y descubrimientos médicos basados en la experimentación con estos peces. Los científicos han descubierto que este diminuto pez reúne unas características asombrosas que están ayudando a realizar nuevos tratamientos contra enfermedades de todo tipo como el cáncer, lesiones medulares, regeneración, técnicas genéticas, en fin que parece que sus posibilidades son fabulosas.
1. Es especialmente apreciado por su homología genética con el ser humano. Compartimos con estos peces más del 80% del genoma. Se ha secuenciado el genoma completo del pez cebra y los patrones genéticos obtenidos han descubierto una enorme semejanza con nuestros procesos genéticos y fisiológicos fundamentales. Un dato que nos lleva a un antepasado común del que provenimos y del que divergimos hace unos 400 millones de años. Esta característica, según los científicos, permite que los resultados obtenidos con los fármacos y terapias probadas en estos animales sean potencialmente extrapolables al ser humano.
2. Sus embriones son transparentes, algo que hace posible observar los efectos de cualquier medicamento en sus órganos internos en formación, así como la evolución de las modificaciones genéticas que se realicen. De esta manera, algún cambio en la morfología o funcionalidad de cualquiera de sus órganos puede ser visualizado sin dificultades. Por ejemplo, en ellos, se ha podido identificar y observar directamente cómo se expanden diversos tipos de cáncer, como la leucemia. Esto sería imposible en otros animales utilizados en investigación, como ratones, ya que su desarrollo embrionario se produce oculto en el útero de la hembra.
3. Gran capacidad reproductiva: la hembra deposita cientos de embriones por semana. Tienen un desarrollo muy rápido: sus órganos se forman en 24 horas y evolucionan hacia adultos en unos pocos días. Esto permite que se pueda comprobar rápidamente el efecto de terapias o medicamentos aplicados, así como los cambios genéticos que se le han realizado. En otro tipo de vertebrados la gestación dura meses y por tanto los científicos deben esperar durante largo tiempo para obtener los resultados.Esta característica, además, permite realizar diferentes experimentos en una misma generación de animales, investigar la evolución de las patologías e identificar las causas de las enfermedades bajo observación.
4. Regenera los órganos que le son parcialmente amputados, lo que amplía las capacidades de investigación en este campo que tiene como horizonte la recuperación de las lesiones medulares o para la regeneración de músculo cardíaco después de un infarto.
5. Se crían de tal manera que los mutantes pueden ser investigados y propagados y es además, el primer vertebrado en el que se ha intentado una mutagénesis intensiva.
6. Su pequeño tamaño hace fácil su almacenaje, ya que caben hasta un centenar de animales en contenedores de un litro de agua, y su mantenimiento y alimentación, es significativamente barato.
Por todas estas características, el pez cebra califica en las preferencias de los científicos como el animal de laboratorio del siglo XXI.
Recordemos que…

“la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”.

Solo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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