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Peligro, medusas en acción: ¿te dañan? sí,…pero de alguna manera te benefician… ¿comiéndolas?… o utilizando su toxina como medicamento

13 de septiembre de 2013

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Hace unos días se conoció que la nadadora australiana Chloe McCardel abandonó su empeño en cruzar a nado los 170 km que separan a Cuba de Florida, sureste de Estados Unidos, tras una picadura de medusa que puso fin a su deseo de marcar un récord mundial. La picada la dejó muy débil.
Las Medusas o Aguas malas, son muy comunes en determinadas épocas del año en las orillas de las playas de la costa sur oriental de Cuba, y también en las playas de la región occidental. Se han reportado numerosos casos de bañistas picados.
Las medusas tienen generalmente una forma de sombrilla o domo, casi transparentes en su gran mayoría; a veces pueden ser de color marrón, azulosas, rosadas o púrpuras, con tentáculos cortos y escasos o largos y numerosos. A veces no nos percatamos de su presencia y nos enteramos cuando ya las tenemos haciendo contacto con alguna parte de nuestro cuerpo.

El Barquito o Fragata portuguesa Physalia physalis, es poco común en la zona sur oriental, pero ha sido observada en varias ocasiones por pescadores. Es más abundante en la costa norte occidental. Esta colonia de pólipos constituye el mayor peligro que el buceador puede encontrar en las aguas cubanas. Por suerte sólo arriba a las costas en la época invernal, acompañando los frentes fríos o nortes, cuando por lo general no se puede bucear por las marejadas,.Su presencia es fácil de detectar, ya que posee una estructura flotadora de color azul rosáceo, que puede llagar a medir hasta 30 centímetros (1 pie) de largo y 15 centímetros (0,5 pie) de alto, pero hay que ser muy precavido, porque debajo del flotador se localizan los tentáculos en forma de manojos, que son los portadores de la toxina y que pueden alcanzar una longitud de 18 metros (60 pies). Siempre se debe evitar su contacto, aun cuando están en la costa o sobre la arena de la playa, pues su poder tóxico se conserva muchas horas después de permanecer fuera del agua.
Cuando se hace contacto con los tentáculos portadores de la toxina, se experimenta una molestia que va desde una fuerte picazón a un dolor intenso. Los síntomas están en relación directa con el tamaño del animal, superficie de piel afectada y susceptibilidad personal.
El dolor puede irradiarse y causar calambres. La zona dañada se torna de un color rojo escarlata, se inflama o puede que se adormezca. En casos serios y extremos la persona puede presentar accesos asmáticos o caer en estado de shock.
También puede aparecer escalofrío, fiebre, náuseas, taquicardia, vómito y desvanecimiento. En algunos individuos la reacción presenta un cuadro alérgico: tos, estornudos, lágrimas, sudoración y resequedad en la mucosa nasal.
Otros géneros frecuentes en nuestras costas son Linuche, Dactylometra, Velella y Cassiopeia  (izquierda).
Los investigadores del proyecto internacional MedSeA (European Mediterranean Sea Acidification) han mostrado su “sorpresa” por las grandes concentraciones de medusas y microplásticos observados en la cuenca interior del Mediterráneo, dos de las conclusiones preliminares de una expedición científica para medir el impacto de la acidificación y el calentamiento global en este mar, y que ya ha finalizado.
Los microplásticos se han encontrado “de forma generalizada en zonas muy alejadas de la costa”. Esto, junto a las elevadas densidades de medusas, especialmente en el Mediterráneo occidental, constituyen las consecuencias visibles a simple vista de la presión ambiental ejercida por el hombre, especialmente alta en un mar en el que los efectos del calentamiento global, la sobrepesca y la presencia de especies invasoras conforman un “sistema muy complejo” que los científicos han empezado a analizar por primera vez de forma coordinada.
El crucero científico del MedSeA que ha contado con la participación de una docena de científicos de ocho nacionalidades, zarpó hace un mes de Cádiz, ha navegado por el sur de la cuenca hasta aguas de Líbano y ha regresado pasando por Creta, el mar Egeo, el Adriático, el estrecho de Sicilia y el Golfo de León, y ha comprobado la concentración de dióxido de carbono (CO2) cada veinte minutos de navegación, lo que supone 2.500 mediciones que  se analizarán en las próximas semanas. El proyecto, financiado con seis millones de euros del VII Programa Marco de la Unión Europea (UE), cuenta con la colaboración de un centenar de científicos de 22 instituciones europeas. La captación de CO2 por parte de los océanos que se calcula es de 24 millones de toneladas al día en todo el mundo, conlleva un descenso del PH en el agua marina, con la consiguiente acidificación, unos efectos todavía por describir al detalle pero que apuntan a un descenso de la biodiversidad y que, en el caso de un mar interior como el Mediterráneo, pueden ser más problemáticas.
Los expertos intuyen que el descenso del PH conlleva un aumento de la energía necesaria de los organismos con conchas y esqueletos para formar sus estructuras, una reducción de la captación de oxígeno y un menor éxito reproductivo en numerosas especies, mientras que otras, como las medusas, podrían estar mejor preparadas para los cambios y por tanto proliferar con mayor éxito.
La coordinadora del MedSeA ha indicado que entre los años 1800 y 2000 ha aumentado la concentración de CO2 en los océanos mundiales un 34%, y se calcula que en 2100 crezca un 152%, lo que representa que se alcanzará una acidificación no conocida por los océanos en 300 millones de años. A tenor de lo que se conoce, por lo tanto, se ha considerado prioritario “hacer algo ahora” y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la presión antropogénica que se ejerce sobre el Mediterráneo, extendiendo las reservas marinas y limitando la sobrepesca.
Los avistamientos de medusas en la costa son habituales, y de hecho se tienen datos desde hace una década, pero la campaña oceanográfica ha permitido también observar afloramientos de estas especies en el interior del Mediterráneo, con una “densidades más elevadas de lo que se esperaba”, especialmente de Pelagia noctiluca (izquierda) y Velella velella. A pesar de ello, es imposible predecir si éstas llegarán a la costa en grandes cantidades en verano, puesto que dependerá de las corrientes y vientos, así como de la barrera natural que puedan formas las lluvias y las aportaciones de agua dulce desde los ríos.
Se alerta que la especie más gelatinosa se está convirtiendo en una amenaza para los peces, ya que se alimentan de sus huevas y sus larvas. El fuerte aumento de la población de medusas, provocado por la pesca excesiva de sus predadores marinos, podría ser una de las causas que explican la disminución de las reservas de peces en el medio marino, un fenómeno que se ha constatado en el Mediterráneo y en el Mar Negro. “Un océano de medusas” está en camino de suplantar a “un océano de peces”.
Las playas de Cádiz se vieron afectadas el pasado temporal del mes de abril por la aparición de medusas tóxicas, la carabela portuguesa. El Ayuntamiento acordó mantener la bandera roja en la playa hasta la total desaparición de esta medusa para garantizar la seguridad de los usuarios de las playas.
En Canarias y Andalucía se introduce la tortuga boba (Caretta caretta) de las islas de Cabo Verde, medida que ha sido criticada por entidades como Ecologistas en Acción. Aseguran que esta tortuga tiene como alimento principal un tipo de cangrejo y no las medusas. Medio Ambiente acaba de dar marcha atrás a la firma de un convenio con cofradías de pesca de Baleares para recoger medusas desde sus barcas. Según los científicos, las redes fragmentan los tentáculos en el agua y así se multiplica la posibilidad de ser picado. Para curarse en salud, este año banderas identificativas ondearán en las playas de Baleares para alertar a los bañistas de la presencia de medusas.

Insisto, es bueno que la población sepa que somos nosotros, el ser  humano, directamente los causantes de dichas plagas.
¿Cómo?, pues hay varias razones.
1. La sobrepesca. Estamos exterminando a los depredadores naturales de las medusas, que son especies como la tortuga marina, el pez luna, la ballena y el atún.
2. A esto se añade un factor muy grave, el de los plásticos que, por diversas razones, acaban en el mar en forma de bolsas, envoltorios, plásticos de invernaderos, etcétera. Los depredadores confunden los plásticos con las medusas y, al tragárselos, acaban con el estómago obstruido y mueren. Este drama lo sufren millones de animales cada año.
3. El uso de abonos agrícolas ha tenido efectos en la fauna marina, ya que los fertilizantes llegan al mar debido a la lluvia y elevan la contaminación orgánica del agua. Estamos abonando el mar. El abono hace que aumente el fitoplancton, que sirve también de alimento para las medusas, lo que favorece su profusión.
¿QUÉ HACER ANTE UNA PICADURA DE MEDUSA?
Salir del agua inmediatamente y evitar pisar restos en la orilla.
No rascar ni frotar la zona afectada.
Lavar la herida con agua salada, nunca dulce.
No utilizar amoniaco.
Retirar restos de filamentos con pinzas o guantes, no usar las manos.
Se puede aplicar alguna sustancia que contenga alcohol o mentol, y es recomendable colocar sobre el área afectada compresas de vinagre o bicarbonato.
También aplicar una bolsa de hielo durante 15 minutos.
Aplicar tintura de yodo para evitar la infección.
También se recomienda la ingestión analgésicos y antihistamínicos.
Hay que tener una mayor precaución con niños, personas alérgicas, con problemas cardiovasculares o asmáticas.
Acudir lo antes posible al servicio médico más cercano.
Haber sufrido una picadura en el pasado aumenta la sensibilidad.

Es necesaria una concienciación acerca del uso y reciclado de los plásticos, de la limpieza de las costas y el mar en general y, en lo posible, la protección de las especies que controlaban y nos habían librado, hasta hace unos años, de estos molestos animales que tanto daño hacen a las personas y al turismo en general.

Así las cosas, estas plagas tienen todo a su favor para expandirse.

¿Alimentar…curar? ¿El futuro controvertido de las medusas?

También es bueno saber que, además de servir como alimento, los expertos señalan que algunas especies pueden contener sustancias químicas que pueden conducir al desarrollo de nuevos medicamentos y otros productos tecnológicos basados en moléculas activas. Las medusas son actualmente uno de los grupos de seres vivos más antiguos y contienen los principios de las “innovaciones” evolutivas.
Turritopsis nutricula,  conocida como la “medusa inmortal”, es capaz de invertir el proceso de envejecimiento y podría ser objeto de estudios para elaborar productos regenerativos para los seres humanos, según sugiere la agencia de la ONU.

Como ya hizo cuando propuso comer insectos como una posible solución para combatir el hambre en el mundo, ahora la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recomienda incluir a las medusas en la dieta para contrarrestar su proliferación en el mar. “Si no puedes luchar contra ellas… cómetelas”, animan los expertos en el informe de la FAO publicado hoy en Roma, que recuerdan que en algunos países, como China, su consumo es algo habitual.

Decir esto es muy fácil. Tenemos que tener cuidado con lo que comemos, todas las medusas no son comestibles, ni tampoco somos un país con hábito “medusófago”, ni “entomófago”, no creo que tampoco comer medusas sea la solución a la hambruna en el mundo actualmente. El aumento de la explotación de ellas como alimento puede ser una buena opción, pero todo necesita un proceso. La promoción de la ingesta de medusas (o de insectos) requiere estrategias de comunicación en las distintas zonas del mundo. En los trópicos, donde comer “bichos” está más aceptado que en occidente, la comunicación debe ir encaminada a difundir que las medusas y los insectos son una valiosa fuente de nutrición para contrarrestar la creciente occidentalización de dietas. En las sociedades occidentales, en cambio, los expertos de la ONU se topan con una barrera psicológica: el factor asco”. La FAO recomienda “la creación de nuevas recetas y menús en los restaurantes hasta el diseño de nuevos productos alimenticios”. Aunque parezca difícil, en la ONU están convencidos de que las dietas son susceptibles de cambiar rápidamente, sobre todo en un mundo globalizado.
Por ejemplo en Corea triunfa la sopa de medusas; en Japón las suelen tomar acompañadas de la picantísima salsa wasabi. Pero la receta nipona más conocida de medusa es la ensalada de medusa, aliñada con salsa de ciruelas en escabeche, mostaza japonesa o salsa de soja y aceite de sésamo. También se pueden
combinar con carnes, pescados, verduras,  Etc.

Sin embargo, apunta Ester Vivas (Miembro del Centre de Estudios sobre Movimientos Sociales, Barcelona) …“más allá de consideraciones culturales, creo que el problema del hambre tiene que abordarse desde otra perspectiva. No se trata, como solución mágica, de apostar por la ingesta de insectos, (y yo diría de medusas) independientemente de las virtudes nutritivas que estos puedan tener, sino el kid de la cuestión está en preguntarnos cómo en un mundo de la abundancia de alimentos hay tantas personas que no tienen qué comer. Hoy, el problema del hambre no radica en la producción sino en la distribución. No se trata de producir más, o buscar nuevos comestibles, sino de distribuir aquellos que ya existen y hacerlos accesibles a la gente.
Según la FAO, en la actualidad, se cultiva suficiente como para alimentar a 12 mil millones de personas, y en el planeta somos 7 mil millones. Hay comida. El problema radica en manos de quién está. Los alimentos se han convertido en un instrumento de negocio por parte de unas pocas multinacionales de la agroindustria, que priorizan sus intereses empresariales a las necesidades alimentarias de las personas. De este modo, si no tienes dinero para pagar el precio cada día más caro de la comida o acceso a los medios de producción, como tierra, agua y semillas, no comes.
Acabar con el hambre pasa por exigir justicia y democracia en las políticas agrícolas y alimentarias. Y devolver a los pueblos la soberanía alimentaria, la capacidad de decidir sobre qué y cómo se produce, distribuye y se consume. Anteponer derechos a privilegios. Y apostar por otro modelo de agricultura y alimentación: de proximidad, campesina, agroecológica… Sólo así todo el mundo podrá comer”.
Recordemos que…”la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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