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Para tener un equipo estrella

24 de agosto de 2018

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Un día estaba trabajando en la preparación de un curso con un ingeniero atraído por el tema de la inteligencia emocional, y me contaba que su interés por esta cuestión apareció un día en una reunión con unos inversionistas alemanes que visitaban Cuba para realizar un proyecto conjunto y en donde se estaban valorando qué ingenieros participarían en el trabajo. A él, que estaba muy interesado en ser seleccionado, pero reconocía que la competencia era fuerte y habían otros colegas muy bien preparados, se le ocurrió saludar a los alemanes en su propio idioma, porque hacía años había estudiado algo el alemán y recordaba algunas palabras y frases. Aunque en la reunión se comunicarían en inglés, los visitantes respondieron halagados por la deferencia al escuchar su idioma natal y ahí, mi amigo se “robó” la reunión. Aquí vale el refrán que dice que es mejor caer en gracia que ser gracioso y conjuntamente -por supuesto- con sus conocimientos y pericia sobre el tema, logró participar en el proyecto porque captó la atención de los demás por destrezas emocionales.

Este es un ejemplo que es posible que cualquiera haya visto en circunstancias distintas y aún –lamentablemente– con personas que son beneficiadas en cualquiera de las esferas de la vida por su gracejo personal, porque caen bien, se llevan bien con los demás, logran acaparar la atención y no tienen otras cualidades que también son importantes, y por supuesto estos fallan y no se mantienen en el trabajo, ni mantienen una relación amorosa estable. Lo que quiero decir es que si bien es cierto que la inteligencia emocional es una factor de éxito en la vida y de eso escribo en este espacio, no soy absoluta y no olvido otros componentes que debemos tener o poseer para lograr lo que nos proponemos en la vida.

En el caso de la vida laboral son tres los elementos esenciales: los conocimientos, la pericia y ¡por supuesto! la inteligencia emocional. Los conocimientos están en el área teórica y son adquiridos principalmente durante los estudios, mientras que la pericia es la habilidad para el desempeño y que se obtiene durante la actividad laboral, o sea, es la experiencia que se acumula trabajando y aprendiendo en la propia práctica, y por último, las competencias emocionales permiten la socialización, la aceptación de los otros, la seguridad e independencia, y otras cosas como la capacidad de trabajar en equipo, de ayudar y ser ayudado, de reconocer debilidades y fallas y trabajar para superarlas y todo lo que tiene que ver con las destrezas en las relaciones interpersonales y la empatía, porque eso nos permite aceptarnos, reconocernos, superarnos y que los demás también lo hagan.

El otro ejemplo es el del Don Juan eterno, también he conocido dos hombres así, que disfrutan el romance, la pasión de los primeros tiempos y aunque en estos dos casos llegaban a casarse (uno de ellos se ha casado más de cuatro veces) es otra historia, porque a ser esposo y padre no se aprende en la escuela, por lo que ahí los conocimientos se adquieren por los modelos de los hombres que participaron en su educación durante la vida, por lo que repiten esquemas, que tal vez hayan criticado. Si por ejemplo, su padre los abandonó por irse a vivir una vida de amores y amoríos, pero que ellos clonan porque ¿de dónde, o mejor dicho, de quiénes aprenden lo que es la responsabilidad de la vida adulta? Y lamentablemente la pericia la desarrollan en forma de técnicas muy bien ejecutada: en ser buenos enamoradores, amantes, que los vuelven irresistibles porque hacen poemas, dedican canciones, recuerdan las flores preferidas, los gustos en literatura, y en fin, todo aquello que gusta a las mujeres, pero solo disfrutan eso, el romance y ya.

Sin dudas la inteligencia emocional es una arma poderosa para tener éxito y obtener nuestros propósitos, pero no podemos olvidar que es el acompañante de otras cualidades y destrezas, porque debe ser como un equipo de béisbol, que puede tener muy buen lanzador, pero él solo no puede ganar el juego, necesita de los jardineros, los que juegan las distintas bases, para poner el marcador arriba. Así mismo es la relación de la inteligencia emocional con los demás componentes de la vida.

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