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Para ser estrella

15 de agosto de 2014

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Fotolia_28337406_LHace unos pocos años me pidieron que impartiera una conferencia sobre Inteligencia Emocional en el ámbito laboral en la apertura de un evento científico ante un auditorio de profesores universitarios y entre lo que dije -y lo recuerdo de manera especial por el impacto y el debate que trajo- fue que las habilidades académicas que nos  enseñaron  en la escuela son  prácticamente  irrelevantes en el mundo actual, y como me parece interesante el tema,  se los traigo hoy y explicaré porqué lo creo, y no solo yo, sino es también opinión de los grandes estudiosos del tema. Y no es que se desestime la importancia de  una buena preparación técnica, de los estudios, o sea de los conocimientos sobre la profesión en cuestión, sino lo que digo es que no es suficiente, porque en la actualidad es bastante habitual encontrar personas con alta calificación técnica, estudios universitarios, grados académicos y científicos, por lo que hay otros elementos a tener en cuenta y que son los que marcan la diferencia entre un trabajador medio y otro experto o como se le llama actualmente; un trabajador estrella. Pero primero hay que tener en cuenta cuales son las principales características del mundo laboral actual, ya sea empresarial, educacional, de las ciencias médicas, agrícolas y de cualquiera de las áreas sociales. Se caracteriza por cambios constantes, alta competitividad y grandes innovaciones, por lo que se exigen habilidades  para adaptarse a estos cambios y al trabajo en equipo, y esto, queridos lectores, lo proporcionan las competencias emociónales. Tal vez recuerden un trabajo anterior que les presenté donde les contaba de dos ingenieros que con similar preparación técnica obtuvieron resultados distintos en el trabajo porque uno se arriesgó a presentar un proyecto y el otro nunca lo creía acabado, y la diferencia estribó en la  confianza de uno y su audacia para manejar la situación, mientras que el otro no atrevió porque le faltó autoconfianza y destreza social por un gran temor al fracaso. Y he ahí un elemento que también forma parte del listado de desechos emocionales; el temor al fracaso, porque éste se debe ver desde la perspectiva que el fracaso es parte del aprendizaje y del camino hacia el éxito, y no como la muerte y el final. Claro que a nadie le gusta fracasar, pero tampoco estamos exentos de ese mal que se puede revertir en parte de lo “no debo hacer la próxima vez”. Dentro de las cualidades que resultan imprescindibles en el mundo laboral actual -y no se enseñan en las universidades- son la empatía, la adaptabilidad, la persuasión y la iniciativa. Así, las grandes empresas y trasnacionales a la hora de seleccionar personal buscan cualidades como la capacidad de escuchar y comunicarse verbalmente, lo cual es verdaderamente importante, o acaso alguno de ustedes ¿no ha tenido un jefe o un colega que quieren prácticamente que se les adivine el pensamiento? porque a la hora de comunicarse sus deficiencias son tales que no se le comprende que es lo que quiere que se haga, o un profesor con esa misma mala condición y los estudiantes andan perdidos porque no logran entender y mucho menos aprobar la asignatura. Pero les explico en qué consisten estas buenas características que se buscan en los trabajadores actualmente. Dar una respuesta creativa  ante los contratiempos y los obstáculos, controlarse a sí mismo, confianza, motivación para trabajar en la obtención de determinados  objetivos, sensación de querer  abrir un camino y de sentirse orgulloso de los logros conseguidos. Eficacia grupal e interpersonal, cooperación, capacidad de trabajar en equipo y habilidad para negociar las disputas. Eficacia dentro de la organización, predisposición a participar activamente y potencial de liderazgo. Creo que les he dicho bastante. ¿Ya están convencidos?

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