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Orgasmos: ¿realidad o fantasía? (I)

1 de febrero de 2013

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Aunque muchos todavía piensan que el orgasmo es un deleite que se produce solamente en la mujer, en realidad, lo es para los dos sexos, aunque hoy estaremos comentando acerca del mas polémico, el de la mujer, que es la que en ocasiones se presenta con mayor frecuencia en consulta, aquejada de que no alcanza ese clímax de satisfacción y placer cuando desarrolla una relación sexual, porqué además se produce con mas frecuencia en las mujeres que en los hombres.
Debemos apuntar que en ocasiones el llamado orgasmo se enaltece, se ensalza o se eleva demasiado, y puede que la persona lo sienta, pero en realidad, como tiene una idealización exagerada de este momento, no se percata que si lo ha tenido. En realidad este momento se caracteriza por una sensación de placidez, de goce donde se alcanza un nivel de relajación ilimitado, pero aunque se logra, como se ha idealizado no se percata la persona que lo ha logrado.
Con el orgasmo se producen una serie de movimientos musculares que propician tonos adecuados y efectivos en los músculos de la vagina, así como en las articulaciones, con el consiguiente aumento de la circulación sanguínea, y el incremento de la glándula pituitaria. Por otra parte es estimula la tiroides y origina la secreciones de los ovarios y las glándulas adrenales.
En realidad, ya lo comentábamos hace un momento, no siempre que la mujer considera que no alcanza el orgasmo, es porque no se ha sucedido, y en este sentido apuntábamos como este momento en ocasiones se idealiza, pero además, cada cual puede tener sensaciones y reacciones muy diferentes, siempre relacionadas con su personalidad y formas habituales de expresión de sus emociones.
Nacemos sexuados y no la perdemos hasta que fallecemos, por lo tanto, el orgasmo estará presente en todas las etapas de la vida, por supuesto con sus peculiaridades en cada una de ellas.
La anorgasmia, que se conceptualiza como la ausencia, fallas frecuentes o por etapas del orgasmo, se igualaba erróneamente con el termino de frigidez, que en realidad se hace presente cuando hay una ausencia de apetito sexual, que no es lo mismo de alcanzar el momento de plenitud y goce en una relación sexual.
Puede que la mujer tenga apetito sexual, deseos, que disfrute de las caricias y del contacto con su pareja, de todo lo que dentro de los denominados juegos sexuales le produce excitación, porque forma parte de sus componentes o condicionamientos eróticos, pero cuando ya entran en lo que denominamos el coito, no logren alcanzar ese clímax, esa sensación placentera que produce el orgasmo y es a lo que se denomina anorgasmia.
Se plantea que existen dos tipos de anorgasmia, la primaria, que se refiere a aquella mujer que nunca ha logrado sentir, incluso con varias parejas esa sensación que provoca el momento del orgasmo y la anorgasmia secundaria que se refiere a aquellas que la han tenido en un momento determinado y posteriormente o con nuevas parejas no lo han logrado, es decir, aquellas que lo han tenido pero que, en determinadas etapas, o con cierta frecuencia no logran alcanzarlo.
Este problema de la anorgasmia tiene una estrecha relación con algunas ideas machistas que sobreviven en nuestro vivir cada día y es una de las causas que inciden con más frecuencia en el agravamiento del trastorno y en la no búsqueda de ayuda especializada.
Cuando la mujer se percata que no esta llegando al orgasmo, o que nunca lo ha logrado, en primer lugar comienza a temer si se puede deber a que no le agrada la pareja que tiene en ese momento, lo cual entabla tensiones y ansiedades que lejos de aliviar el problema, lo afianzan mas. Por otra parte tiene temor comentarlo a su pareja porqué puede pensar que la causa se deba a que el no esta funcionando bien en la relación sexual o porqué a ella le gusta otra persona y no el, o que en realidad, esta teniendo últimamente una preferencia homosexual.
Estas ideas, pero con menos intensidad, se suceden también cuando el hombre presenta algún trastorno como puede ser la impotencia, la eyaculación precoz, la falta de apetito sexual o la propia ausencia del orgasmo, pero en el caso del hombre, no lo puede ocultar, se manifiesta a diferencia de la mujer que lo puede continuar guardándolo en secreto y fingir que lo ha tenido.
En realidad, la anorgasmia puede deberse a innumerables circunstancias, que van desde problemas ginecológicos, hasta malos entendidos con la pareja, discusiones, desamores, infidelidad, violencia y cualquier tipo de relación interpersonal generadora de perdida de confianza, de desamor, de reservas y del consecuente desinterés sexual, llegando en algunos casos al extremo que una de las partes de la pareja o las dos caigan en un estrés mantenido que puede llevarlos a estados depresivos, que a fin de cuentas, son nuevos obstáculos que se van presentando en la relación de parejas y de forma mas especifica en la relación sexual.
De continuar pensando en todo lo que hemos señalado, de mantener tabúes y prejuicios, temores y falta de confianza en la pareja, la asistencia al especialista se demorará o nunca ocurrirá, terminando la relación de parejas o manteniéndose con el sufrimiento de una de las partes o de las dos cuando ya es conocido el problema por ambas partes.
No negamos, ni podemos dejar de tener presente las causas físicas que pueden incidir en el origen de la anorgasmia, pero la propia experiencia en la práctica clínica, así como múltiples estudios desarrollados han demostrado que en su mayoría, las disfunciones  orgásmicas femeninas son de tipo psicógeno y no provocado por causas orgánicas como casi siempre se piensa por los que la padecen, en este caso, talvez por su falta de información o como un mecanismo de evasión ante los temores que se han formado por tabúes y creencias o concepciones fatalistas que nada tienen que ver con la presencia de la anorgasmia, de las cuales ya estuvimos citando algunas.
Lo anterior nos demuestra que en la minoría de los casos, la falta de orgasmo se debe a causas orgánicas. Pongo un caso sencillo como ejemplo, citado por la especialista Aloyma Ravelo en uno de sus trabajos sobre el tema. Nos comenta la especialista: “Por ejemplo, algunas mujeres, después del parto, demuestran un marcado desinterés sexual, rechazan las alusiones del compañero para intimar, y esto nada tiene que ver con el proceso del embarazo y alumbramiento, pues, al cabo de un breve tiempo, todas nos recuperamos y nuestro organismo vuelve a la normalidad. Lo que sucede en ellas, por lo común, es que se entregan de manera absoluta a su nueva función de madres”.
Existen otras situaciones usuales que cuentan las propias mujeres pero de ellas continuaremos conversando la próxima semana.

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