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Oficinas y Teatro de Marionetas “El Arca”

30 de agosto de 2013

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Edificio de la calle Baratillo No. 101, esquina Obrapía
Antigua Casa de la familia Pedroso.
Hoy: Oficinas y Teatro de Marionetas “El Arca”.

La antigua casa del Capitán Pablo de Pedroso acoge en su sede una doble función, desempeñando en su interior como oficinas de nuestra institución y en planta baja, haciendo esquina en la calle Obrapía, abrió sus puertas el teatro de marionetas El Arca para el deleite de los pequeños infantes. Los trabajos llevados a cabo en el inmueble restituyeron los elementos de la arquitectura colonial que caracterizó a la ciudad, contando con el privilegio de ser uno de los edificios más hermosos en su género.

Se edificó en las primeras décadas del siglo XVII; por entonces, las aguas de la bahía llegaban hasta aquí, de ahí su torre-mirador, frecuente en las edificaciones cercanas al mar. Numerosas transformaciones dejaron la impronta en el inmueble de los siglos XVIII, XIX y XX, en este último la planta baja fue ocupada por un almacén y luego por una bodega, desempeñando el resto como casa de múltiples familias; como dato curioso podemos mencionar que llegó a la década del ’60 del pasado siglo XX en propiedad de la familia Pedroso, sus descendientes trasmitieron este legado de generación en generación aunque ya no la ocupaban como su morada. En los años ’90 el inmueble fue desocupado por el lamentable estado de conservación en que se encontraba.

Cuentan los vecinos más antiguos de la zona, que en la planta baja se alojaban los negros esclavos llegados al puerto, antes de ser subastados o vendidos, existiendo en la casa un barracón donde se depositaban como mercancía, de ahí que también se le conozca como “la casa de los esclavos”. Una casa de leyendas, marco propicio para acoger “El Arca”, teatro de marionetas que abrió sus puertas en 2008 y desarrolla sus funciones en un ambiente repleto de leyendas de esclavos, comerciantes y poderosos hacendados, encerrada en la memoria de sus vetustos muros.

Para facilitar su acceso, hacia la calle Obrapía se colocaron pasarelas de madera dispuestas sobre las excavaciones arqueológicas realizadas. En la antigua mansión colonial de la acaudalada familia Pedroso el teatro consagrado al arte titiritero encontró un espacio digno. Su nombre fue escogido para reverenciar el hallazgo arqueológico de las antiquísimas radas de construcción de barcos conservadas en el recibidor de la sala; por el emplazamiento de la casa de frente a la bahía de La Habana y su planta colonial, que junto a sus techos de alfarje, más que una casa, sugieren una embarcación.

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