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Ninón Sevilla (I)

24 de febrero de 2022

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En la década de los años 40 la escena cinematográfica-musical mejicana conoció de las “rumberas” cubanas. En verdad no fueron simplemente rumberas sino vedetts, pues generalmente todas cantaban, bailaban y sentían esa rara avis por la actuación, ya fuere como actrices melodramáticas o comediantes. En esa cuerda artística se movía de manera estelar Ninón Sevilla (1926-2015).

Se dice que algunos críticos de cine habían fabricado el mito “Ninón Sevilla”. Pienso que esto no fue totalmente así, pues en Ninón eran evidentes las aptitudes, no solo como excelente bailarina, capaz de desplazarse en la escena y mover sus brazos con elegancia y despliegue de buen gusto, sino además, de proyectarse como cantante (aunque en verdad no poseía una gran voz), expresión en la que mostraba mucha gracia cubana; amén de asumir con decoro papeles melodramáticos con gran carisma y lozanía.

Neé Emilia Pérez Castellanos (Ninón Sevilla) había nacido en La Habana el 10 de noviembre de 1926 en el seno de una familia humilde. Desde muy pequeña, la futura Ninón soñó con ser bailarina y cantar, cuando espigó, aquella muchacha delgada y pelinegra (aún no era la espectacular rubia cinematográfica) se presentó como aspirante a partiquina en una compañía que entonces actuaba en el Teatro Martí, donde bailó y cantó de todo, desde una rumba de cajón, hasta música brasileña. Mas tarde pasaría a ser pareja en el arte de un afamado bailarín de época nombrado Horacio, con el que recorrería diferentes cabarets de mala muerte.

Pero el deseo y el tesón por el baile y el canto llevaron a Ninón a desempeñar discretos espacios en el Teatro Principal de la Comedia y luego en el Cabaret Nacional. Andando el tiempo, actuó con mediano éxito en los cabarets Edén Concert, Zombie Club y Sevilla.

En 1946 se traslada a México contratada por la Compañía del Teatro Lírico de México; coincide allí con Benny Moré, con quien llegó a cultivar una estrecha y solidaria amistad. En ese año, inexplicablemente lucía con orgullo una regia mansión, que fue lugar de refugio de cuanto artista cubano emigrara a México, entre otros, el luego afamado compositor, director de orquestas y pianista Dámaso Pérez Prado, y muchos otros que, luego hicieron carrera en México.

Su debut artístico sería ese año (1946) en el Teatro Degollado de Guadalajara, con la compañía de la afamada cantante Libertad Lamarque, cosechando en este espacio sus primeros triunfos; hasta que retorna al Teatro Lírico que, en definitivas, fue no solo el que inicialmente la contratara, sino además, quien la descubrió de manera pública como una notable artista.

En verdad su futuro en el arte no parecía estar en el teatro, sino en una convincente carrera cinematográfica iniciada a finales del año 1946, junto a Benny Moré en el filme de corte cabaretero Carita de Cielo. Ya a finales de 1948 se le pudo ver en el filme Coqueta, dirigida musicalmente por Dámaso Pérez Prado, y para la que el gran músico matancero compuso el mambo titulado Maravillosa, especialmente para que ella lo bailara en el film. Se dice que, en esta película, Ninón concibe la definitiva coreografía del mambo. Este filme, de corte cabaretero, la llevan a compartir papeles con Agustín Lara, Kiko Mendive, el primer actor Víctor Junco y María Antonieta Peregrino (Toña La Negra); la dirección general de esta producción estuvo a cargo del notable realizador Fernando Rivero.

 

(Continuará)

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