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Nadine Gordimer

18 de diciembre de 2023

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En 1988 la Editorial Arte y Literatura del Instituto Cubano del Libro entregó a los lectores una novela de valores literarios y humanos permanentes, El conservador, de la escritora sudafricana Nadine Gordimer, la misma autora a quien en 1991 la Academia Sueca conferiría su Premio Nobel de Literatura.

Pero Nadine Gordimer se haría verdaderamente conocida para los cubanos cuando la prensa del viernes 13 de diciembre del 2002 divulgó la noticia de que se hallaba en el país y que en la tarde del día anterior había sostenido un encuentro con periodistas y lectores en la sede del Instituto Cubano del Libro, en el Palacio del Segundo Cabo de la Habana Vieja.

Acerca de su insistencia en tratar el tema de la segregación racial en su patria, dijo entonces: “A través de mis personajes, en cada novela que hacía me proponía demostrar cuánto dolía o cuánto afectaba al ser humano el hecho de ser un esclavo”.

En entrevista exclusiva para el diario Juventud Rebelde reconoció que “en la mayoría [de mis obras] abordo el tema de la desigualdad racial en Sudáfrica y la situación de la gente de color, tratando siempre de encontrar la sensibilidad necesaria para expresar los sentimientos encontrados de la gente blanca liberal, forzada a vivir en un sistema que creían equivocado”.

Se identificó con el pensamiento del Congreso Nacional Africano (ANC) y más de uno de sus libros estuvo prohibido en la Sudáfrica segregacionista, en tanto eran leídos en el resto del mundo.

La abolición del régimen racista y la asunción a la primera magistratura de Nelson Mandela —primer presidente negro de la nación— representaron momentos de júbilo para Nadine y todos cuantos cerraron filas contra la discriminación.

Fundadora del Congreso Nacional de Escritores Sudafricanos, vital y ocupada en el trabajo de la creación, Nadine Gordimer —una de las muy escasas mujeres laureadas con el mayoritariamente masculino Nobel de Literatura— confesó: Yo tenía dos sueños por cumplir aún, en lo que a viajes a países se refiere, uno era visitar la India, algo que ya hice, y el otro, era venir a Cuba.

Vaya paradojas las de este mundo… ¡el más grande de los escritores sudafricanos era una mujer!

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