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Nadie es experto en la vida

6 de mayo de 2016

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Yo reconozco que hace años estaba convencida que las emociones no podía formar parte de la inteligencia humana. ¿Cómo es posible que algo tan primario puede hacerme más inteligente?, me preguntaba por entonces en mi analfabetismo emocional. Mi certeza se basaba en la carga biológica tan fuerte de las emociones, ya que nacemos con ellas, como el miedo, la ira y el amor en su forma más primaria, y las otras que adquirimos en la vida también tienen la fuerza de lo elemental. La literatura científica las describe como de aparición repentina por un estímulo fuerte, de gran intensidad, con elevado compromiso fisiológico (sudoración, taquicardia, temblores, etc.), de corta duración (no hay organismo que aguante esa descarga por mucho tiempo), relacionadas con las necesidades primarias, o sea, las necesidades que implican sobrevivencia y como última cualidad –y en la que quiero hacer hincapié– es que tienen carácter subcortical, o sea son irracionales, porque no llegan a tener un análisis racional. Y no es que esto sea falso, sino que es incompleto, porque no se le había dedicado suficiente estudio a todas las potencialidades de las emociones y se descartaba en gran medida el hecho –que ahora es una realidad– de que se pueden educar; por lo que anteriormente se subvaloraba la capacidad humana de aprender y alfabetizarse emocionalmente.
Afortunadamente las cosas han cambiado y, en el momento actual, el aprendizaje emocional es un tema de gran actividad científica y popular; lo cual hace que sea un tema muy sui generis, ya que resulta muy difícil que ciencia y vida cotidiana tengan una relación tan estrecha, rápida y útil. Tanto es así que cualquier persona que lee un libro científico sobre inteligencia emocional, puede entenderlo y aplicar lo aprendido a su vida, sin ser especialista en la materia, si es que está interesado en auto ayudarse y en su mejoramiento personal. No obstante hay quienes son reacios a lo serio y científico que resulta este tema, y la culpa en la mayoría de los casos la tiene los libros de autoayuda que pululan actualmente, muchas veces escritos por quienes no saben nada del asunto y que son mala literatura, y aclaro que sí los hay buenos y de calidad, pero creo que son los menos.
Para estos reacios les digo que siempre se puede aprender a mejorar nuestras vidas y propongo lo siguiente –a ver si les convenzo–. Empiece abandonando las reservas que tiene, todas las reservas, ya sea en contra de sí mismo (“yo soy como soy y nada me va a cambiar”); en contra de la ayuda externa (“yo no necesito ayuda”), o en contra de mi noble profesión y mis colegas (“todos los psicólogos andan medio locos”), o cualquier otra. Reserve lo nuevo, o sea, abra la mente y vea el cambio como un reto motivador.
Otro obstáculo es la autosuficiencia (“soy lo suficientemente bueno, no necesito cambiar o aprender”), no tengo que decir lo dañina que es esta actitud. También puede que sea de los que subestima las emociones, ya que las ven como pasajeras o porque las domina o todo lo contrario, las deja fluir libremente. Si este es el caso, les informo que reprimir las emociones provoca una implosión y dejarlas fluir provoca una explosión, y ambas son igualmente dañinas al organismo, porque “implotar” es como tragarse una granada y “explotar” es lanzarla, y lleva a una descompensación en forma de jaquecas, irritabilidad, insomnio, riesgos de consumir sustancias adictivas como el alcohol y otras, incluso hay investigaciones que prueban que la amígdala (sede de las emociones) se hiperactiva y actúa sobre el sistema nervioso, endocrino e inmunológico, con los consiguientes riesgos de la aparición de enfermedades.
El último consejo a los renuentes es que busque dentro de sí mismo, y descubran actitudes y creencias negativas que inciden en su vida, que se repiten, que guíen su conducta y que provocan efectos indeseables en cada uno de ustedes y en las personas con las que se relaciona, así como en su trabajo y en las metas que se propone. Les aseguro que a cualquier edad se puede aprender, que nadie es experto en cuestiones humanas y todos podemos mejorar en más de un asunto en nuestras vidas.

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