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Música y descolonización (III)

8 de enero de 2020

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Grupo de Los Cinco

 

En mi último comentario sobre el tema, y a partir de la opinión del gran músico e investigador Leonardo Acosta, me refería a lo relacionado con el nacionalismo musical como una manera de rescatar la identidad nacional. Continúo hoy por ese camino en el que los nuevos músicos buscaban formas novedosas inspirándose en el folclor nacional.

Respecto a los países periféricos de Europa su folclor era muy rico, y en ese sentido podemos mencionar a los países escandinavos, Hungría, los países escandinavos, España… Entre los checos tenemos a Smétana y Dvorák; en Finlandia, a Sibelius; y en España, a Albéniz y Granados. Pero según afirma Leonardo Acosta, el más importante nacionalismo musical ocurre en Rusia, y cito: “Después del sinfonismo de Chaikovski, y aparte del caso aislado del innovador Scriabin (entonces de escasa resonancia), surge la escuela nacionalista inspirada en Glinka, de la cual será Músorgsky el compositor más brillante y original. Otros músicos de este grupo de “Los Cinco” –y sobre todo Rimsky-Kórsakov– extrajeron preferentemente sus materiales del folclor de los pueblos asiáticos que formaban parte del imperio zarista. El orientalismo  musical tocaba a las puertas de Europa, que sentía ya agotarse los recursos de su propia música; pero este primer acercamiento al Oriente fue no solo superficial sino en ocasiones bastante ingenuo.” Aquí se hace necesario aclarar que el Grupo de Los Cinco estuvo integrado también por César Cui, Balákiriev y Borodin.

Sé que muchos lectores quieren conocer acerca del nacionalismo español representado, fundamentalmente, por Albéniz y Granados. Para ello tenemos que destacar las grandes contradicciones históricas que afrontó ese país debido a las diferentes invasiones de que fue objeto y que con posterioridad, se convirtió en conquistador de las Américas y esclavizador de africanos y asiáticos, razón por la cual su folclor es muy variado, y en su música se mezclaron elementos de los países conquistados que nos llegaron a través de ritmos y danzas como la zarabanda, la chacona, el fandango, la samba (denominada zambapalo), la kalinga o calenda, el tango, la habanera… Sin embargo, su poderío empezó a decaer por la invasión napoleónica y las guerras civiles, que convirtieron a España en una fuente de riquezas para las potencias más florecientes. Incluso, la literatura occidental del siglo XIX la convirtió en una tierra exótica. Y en cuanto a la música, obras como la ópera “Carmen” del francés Bizet, donde hay una habanera, evidencian muy bien lo que acabo de decir.

Veamos ahora lo que escribió Leonardo Acosta en su libro: “Música y descolonización”, sobre el nacionalismo en Francia.

“Francia, potencia industrial cuyo folclor estaba en franca desventaja respecto a otros países, contaba en cambio con un inmenso imperio ultramarino lleno de sonoridades, melodías y ritmos exóticos. Y con sólo cruzar los Pirineos, tenía a su disposición el mundo entonces pintoresco de la redescubierta España. Este “redescubrimiento” –de carácter tanto literario como musical–  coincidió con el hallazgo del Cercano y del Lejano Oriente. El “españolismo” y el “orientalismo” se pusieron a la orden del día en los medios artísticos europeos y sobre todo en los franceses. Camille Saint-Saëns “fue el primer embajador de la música oriental en Francia”, según ha dicho Juan Carlos Paz”. Y aquí menciona Acosta varias piezas del mencionado compositor donde se evidencia lo expresado.

Sobre el tema del nacionalismo musical en otros países, comentaré en algún próximo comentario.

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