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Música ignorada

4 de junio de 2019

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Cuando escuchamos o vemos programas en radio o televisión, nos percatamos de que las preferencias musicales están en determinados países. Cuánto nos satisfacen espacios televisivos como: “Música del Mundo” o “Ronda Artística” donde se pueden apreciar las excelencias de compositores e intérpretes desconocidos o ignorados. Al tema, dedicaré mi comentario de hoy.

Al mencionar la música folclórica, nos estamos refiriendo a la que es anónima, porque su autor se desconoce, y al mismo tiempo es tradicional, porque surgió hace mucho tiempo; pero toda música tradicional no es anónima, como sucede con el repertorio de Miguel Matamoros, Pepe Sánchez, Sindo Garay, y tantos otros.

Existen países con una fuerte presencia folclórica que se transmite de generación en generación, por tradición oral, razón por la cual al paso del tiempo los cantos originales se han ido transformando.

Durante la primera Guerra Mundial, el investigador Cecil Sharp pasó un año en los montes Apalaches de Estados Unidos, donde recogió unas 1 700 canciones que habían llevado a América los primeros colonos ingleses. Compositores como Haydn, Grieg, Dvorak y Smetana, también utilizaron música folclórica en sus creaciones. En Cuba, se mantiene vivo un folclor musical de origen africano, y algunos intérpretes y compositores fusionan elementos nacionales con la herencia hispánica; también existen grupos de danza española. Pero de acuerdo a las distintas migraciones de que ha sido objeto el país a través de su historia, considero que se ignoran otras manifestaciones musicales que las generaciones actuales desconocen. Y lo peor es, que cuando se realiza un evento como Folk-Cuba, sólo está presente la ascendencia africana.

Respecto a los instrumentos musicales, el desarrollo tecnológico y las exigencias del mundo actual, nos han llevado a sustituir instrumentos que forman parte de nuestro folclor. Casos excepcionales mantienen el uso del tres o el laúd, por sólo mencionar dos de los instrumentos que forman parte de nuestra identidad.

Pero a los cubanos que interesan los asuntos relacionados con la cultura de otros países, también les gustaría escuchar y ver programas donde se aborde la música de épocas y zonas distantes, como sucede en el espacio televisivo “Todo Música” que, por cierto, está respaldado por una excelente información ofrecida por el Guille Vilar.

Si Cuba aspira a ser un país altamente informado desde el punto de vista cultural, sólo lo conseguirá utilizando los medios de difusión masiva para transmitir programas encaminados a este fin. ¿Qué sabemos, por ejemplo, de los cantos e instrumentos del Islam? Recuerdo haber leído en “Las mil y una noches”, que un esclavo regala a su dueña un laúd de Damasco, un arpa persa, un flautín tártaro y un dulcémele egipcio. ¿Acaso el lector sabe cuáles son estos instrumentos? Sobre el Islam sólo puedo decirle que a medida que los guerreros musulmanes entraron en contacto con la cultura de los pueblos que conquistaban, la música islámica fue perdiendo su carácter religioso, fueron apareciendo ejecutantes virtuosos, y el laúd se convirtió en un instrumento de gran importancia. La improvisación era indispensable, y en las composiciones, la melodía se correspondía con el Tagwid, o lectura artística del Corán.

Toca a los realizadores de programas, investigar sobre culturas musicales de otras latitudes, para ofrecer materiales interesantes y necesarios.

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