Muerte de Eduardo Chivás

8 de julio de 2016

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Rolando Aniceto

 

 

El 16 de agosto de 1951 falleció en esta capital el destacado líder político doctor Eduardo Renato Chivás Rivas, después de haberse disparado un tiro de pistola durante una de sus escuchadas transmisiones a través de la emisora CMQ, once días antes.
Chivás nació en Santiago de Cuba el lunes 26 de agosto de 1907. Estudió en el colegio de Belén y viajó por Gran Bretaña, Francia y España. En 1926 ingresa en la facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, donde mantiene una constante oposición al gobierno de Gerardo Machado. Integra el Directorio Estudiantil Universitario y sufre prisión.
En 1939 es elegido delegado a la Asamblea Constituyente por el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) y en dos ocasiones fue electo senador de la República.
Durante su vida política mantuvo diez duelos a pistola o sable, primero con el estudiante de Medicina Carlos Font, luego con Joaquín López Montes. También con Santiago Rey Pernas, con Tony Varona y con Inocente Álvarez, dos con Paco Prío Socarrás y uno con Carlos Prío, otro duelo con José Manuel Casanova y uno con René Fiallo. En algunos sufrió heridas leves de sable. No hubo ningún fallecido ni lesionado grave.
En 1947 rompe con el autenticismo y el 15 de mayo forma el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) con el lema de “Vergüenza contra dinero”. Al siguiente año va a las elecciones presidenciales y pierde frente la candidatura del Doctor Carlos Prío.
Mantuvo una fuerte campaña de denuncia contra el ministro de Educación Aureliano Sánchez Arango, a quien acusaba de fomentar un reparto residencial en Guatemala con los dineros del desayuno y materiales escolares, pero el registro de la propiedad de ese país certificó que Aureliano no tenía ninguna propiedad en Guatemala.
Andaba siempre con un famoso maletín donde afirmaba tener las pruebas de la corrupción de Sánchez Arango.
El domingo 5 de agosto de 1951 cuando hablaba ante los micrófonos de la CMQ en el edificio Radio centro, al momento en que decía: “Este será mi último aldabonazo”, se disparó en el vientre. Falleció el 16 y su sepelio fue uno de los más sentidos y masivos en la historia de Cuba.