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Mirarse por dentro

9 de agosto de 2013

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Conozca su cuerpo, pero no solo por el estribillo aprendido en la etapa escolar: “cabeza, tronco y extremidades”. Apréndase por dentro, lo suficiente para saber si algo funciona mal.
El que más y el que menos, pasa sus apuros cuando el médico emite el ansiado diagnóstico, y aunque sean “todo oídos” no entienden una palabra. Por vergüenza  -o vanidad-, asienten con  la cabeza, pero callan, a no ser que sea  para concluir: “¿Es grave lo que tengo?” Los doctores esclarecen, pero no pueden compensar las grandes “lagunas” del desconocimiento.
Por tanto, ayudémosle a incrementar esa cultura sanitaria tan necesaria en momentos decisivos de la vida.
Tomemos un ejemplo: lo absurdo de  usar frases que alguna vez escucharon y la repiten, cuando la ocasión se parece, pero, muy alejados del acierto de su utilización. Una que otra vez, se oye decir “es pura adrenalina”, generalmente atribuida a situaciones de tensión, pero, sin conocer su significado.
Empecemos por definir que adrenalina, es la hormona secretada por la médula de la glándula suprarrenal, -aunque  ya producida en laboratorios-.  No es necesaria para conservar la vida, incluso, su presencia  es insignificante en la sangre. Pero ¡cuidado! porque en situaciones de  excitación, la secretamos en grandes cantidades, y actúa sobre las estructuras del cuerpo, preparándolo para cualquier acción.
La literatura médica define: “la adrenalina estimula el corazón, estrecha los pequeños vasos sanguíneos, eleva la tensión arterial, libera el azúcar almacenado en el hígado, relaja ciertos músculos involuntarios, o contrae otros” Es muy utilizada para prevenir hemorragias y dilatar los bronquios pulmonares en ataques de asma aguda.
Las células de la glándula suprarrenal también secretan una sustancia relacionada con la adrenalina: la noradrenalina: Su función es mantener  la circulación sanguínea normal. Deviene agente químico responsable de la transmisión de los impulsos nerviosos en una parte del sistema nervioso. Algunos tumores de dichas glándulas suprarrenales producen cantidades de adrenalina y noradrenalina que elevan al máximo la presión arterial.
Bien, suficiente información, que lo “apertrecha” del mínimo imprescindible de cómo funciona su organismo,  y sobre todo, para que el galeno que lo atienda, no descubra en su rostro, la clásica expresión de quienes están en “la luna de Valencia”.

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