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Miguelito Valdés: Mister Babalú (II)

26 de abril de 2013

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En 1937 Miguelito fundó con un grupo de amigos la orquesta Casino de la Playa, de la que, sin dudas, fue su principal atracción y con cuyas grabaciones estableció su popularidad dentro y fuera de Cuba.
Estas obras, como dicen los especialistas, expresan su versatilidad y sus magníficas dotes como intérprete, dueño de un estilo carismático y personal en diversos géneros de nuestra música: bolero, afro, son, rumba, guajira, pregón, conga y canciones.
Realizó giras por Santo Domingo, Curazao, Puerto Rico, Venezuela, Colombia y Panamá. No pasará mucho tiempo para que Miguelito quiera probarse en otras latitudes y abandone la Casino de la Playa para viajar a los Estados Unidos. Pero antes  trabaja por un corto tiempo con la Riverside, dirigida a la sazón por Enrique González Mantici.
A finales de abril de 1940 se estableció en Nueva York, a la que llevó consigo – al decir de Leonardo Depestre- la música cubana que, en su estilo novedoso –canto, baile, gesto, sensualidad- convirtió las interpretaciones suyas en un espectáculo capaz de ganarse al público norteamericano y de Latinoamérica.
En la ciudad de los rascacielos se presentó con la orquesta del pintoresco catalán Xavier Cugat en el teatro Paramount y en el exclusivo Hotel Waldorf Astoria. Por cierto, la orquesta de Cugat trabajaba seis días a la semana y realizaba grabaciones una vez al mes.
“Aunque no dejaba de volver a su Habana, cada vez que lo solicitaban para alguna actuación de relevancia, -como dice el periodista y amigo Vladimir Zamora Céspedes- Miguelito se enraizó en Nueva York y al igual que en su patio natal, no calentaba demasiado su sillón en sitio alguno. Por eso, cuando consideró que no era bien pagado por Cugat, cogió la puerta y se dispuso a otras aventuras, cada vez más seguro de que había llegado a ser una figura de trascendencia por sí mismo”.
En 1942 cantó con Machito y sus Afrocubans, con quienes grabaría después un importante número de piezas para la firma Decca.
Tan solicitado llegó a estar Miguelito en Nueva York, que en 1945 se quedó sin voz y regresó a La Habana consternado. Y aunque los médicos norteamericanos le habían dicho que no podría volver a cantar, se repuso y pudo irse para seguir cumpliendo con sus múltiples compromisos.
Llegó a ser en los comienzos de la década del 50 del siglo pasado uno de los cantantes latinos más respetados y mejor pagados de Nueva York. Son aquellos los días en que participa en varias películas.
Miguelito Valdés, o Mister Babalú –como también se le llamó- murió sobre el escenario, el 9 de noviembre de 1978, a los 66 años, fulminado por un ataque al corazón mientras cantaba en la capital colombiana.
El cubano Miguelito Valdés fue uno de nuestros cantantes que, aunque radicado en el exterior, mantuvo un repertorio puramente nacional, que con su quehacer mucho ayudó a internacionalizar.
Durante su larga carrera artística fue aplaudido en los más diversos escenarios y países, no sólo compuso y cantó congas, sino también otros géneros como el bolero, el son, la guaracha… “y todos –al buen decir de Vladimir Zamora Céspedes- los supo defender con su potente timbre y con una expresión de vecino de toda la vida”.

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