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Miguelito Cuní. En el Centenario del Sonero Mayor (IV)

6 de abril de 2018

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En 1981 Miguelito Cuní hizo presentaciones en el Poliedro de Caracas con las “Estrellas de Areyto”; aquí comparte la escena bailable con la agrupación “Sonero Clásico del Caribe” y Oscar D¨León y su orquesta.

Y en 1982 con el “Conjunto de Félix Chappotín”, y aunque su salud está muy afectada, visita la ciudad de México en una presentación multitudinaria, espléndida…

En una certera opinión de Cuní este dice: “un buen sonero debe saber cantar el bolero, desenvolverse en la guaracha, la rumba y el Guaguancó, acomodar la voz a cada ritmo, y darle el timbre que lleva. Sobre todas las cosas, saber improvisar. Eso es muy importante. Por ejemplo, para mí escuchar música culta es fundamental. Me afina el oído. Si es ópera, mucho mejor. Me parece que aprendo a colocar la voz escuchando a los grandes tenores y barítonos. Mi autor preferido es Chaikosvky”. ¿Conocían ustedes algo de esto? Si lo sabían mejor…

Mientras Miguelito Cuní estuvo con el conjunto de Arsenio Rodríguez, emprende una etapa de significativa trascendencia en su vida; aquí se vincula con músicos de un marcado sentido renovador y novedoso dentro de las variantes del son, entre algunos otros, con Luis Martínez Griñán [Lilí], uno de los indiscutibles iniciadores de la pianística sonera. También ocurre su reencuentro con Félix Chappotín, a quien había conocido en Pinar del Rio en 1936, unión que los llevó a la consagración artística total y al comienzo de una amistad que mantuvieron, con sus altas y bajas, por espacio de cuatro décadas.

Numerosos testimonios hablan de su respeto y admiración hacia otro grande del canto: Benny Moré, a quien conoció en la radioemisora “Mil Diez”, aunque ya Cuní lo había escuchado cantar trova por los bares de los muelles habaneros.

El musicólogo, escritor y saxofonista Leonardo Acosta, quien para 1956 también forma parte de la “Banda Gigante” de Benny Moré, en su libro “Elige tú que canto yo”, recuerda anécdotas que reafirman esa gran relación entre los dos soneros: “al regreso de una gira por el interior del país paramos en un café donde Benny se dispuso a escuchar en la victrola varios sones interpretados por Cuní y emocionado exclamó: ¡Qué bien canta Cuní!”.

En el libro de Leonardo Depestre “Homenajes a la música popular cubana”, podemos leer una significativa valoración de Cuní expresada por el trovador Pablo Milanés: “Persona de ética increíble, humana y artística /…/ tenía algo en la voz, en la expresión que estremecía por dentro por su sensibilidad.”.

Su fallecimiento ocurrido el 3 de marzo de 1984 –pocos meses después del de Chappotín– su compañero de legendarias actuaciones fue motivo de sentido dolor para el pueblo cubano, y un profundo sentir para una buena parte del Caribe, pero sin dudas, para todo el que disfrutó de su arte, títulos como “El carbonero”, “Yo si como candela”, “Camina y prende el fogón”, “La guarapachanga”, y sobre todo, la interpretación de sus boleros “Convergencia” y “Nos estamos alejando”, seguirán sonando para recordar al Sonero Mayor Miguelito Cuní: Al que tanto son cantó

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