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Martí y el Partido Revolucionario Cubano

10 de abril de 2020

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Foto tomada junto a un grupo de miembros del Cuerpo de Consejo de Kingston, Jamaica, el 10 de octubre de 1892.

Foto tomada junto a un grupo de miembros del Cuerpo de Consejo de Kingston, Jamaica, el 10 de octubre de 1892.

 

Una de las grandes realizaciones de José Martí en el campo político fue el haber concebido la creación de un Partido para lograr encauzar y dirigir los esfuerzos que se realizaban a favor de la independencia de Cuba y también contribuir a la de Puerto Rico.

Ya cuando Martí logra la proclamación oficial del Partido Revolucionario Cubano había trabajado durante varios años en forma sistemática en el empeño de aunar voluntades, interrelacionar a viejos y experimentados combatientes de la etapa inicial de guerra por la independencia de Cuba con las nuevas generaciones que estaban interesados en darle continuidad a la materialización de ese anhelo.

En la etapa inicial de 1892, el 5 de enero en Cayo Hueso, un paso muy importante en tal sentido fue el inicio del proceso de análisis y aprobación de las bases y estatutos secretos del Partido Revolucionario Cubano.

En uno de los artículos de dichas bases se señaló que el Partido Revolucionario Cubano “reunirá los elementos de revolución hoy existentes y allegará, sin compromisos inmorales con pueblo u hombre alguno, cuantos elementos nuevos pueda, a fin de fundar en Cuba por una guerra de espíritu y métodos republicanos, una nación capaz de asegurar la dicha durable de sus hijos y de cumplir, en la vida histórica del continente los deberes difíciles que su situación geográfica le señala.”

Ese proceso tuvo su momento culminante el 10 de abril del propio año cuando se realizó el acto de proclamación oficial del Partido, acerca del cual Martí señalara una semana antes en un trabajo publicado en el periódico Patria que era, de espontáneo nacimiento, la grande obra pública.

Y añadió: “El es, sin más mano personal que la que echa el hierro hirviente al molde, la revelación de cuanto tiene de sagaz y generosa el alma cubana.”

El 16 abril de 1892 en un trabajo publicado en el periódico Patria, Martí también expuso al comentar con respecto a la significación que le atribuyese al surgimiento de dicha organización.

Él manifestó al respecto: “Para el servicio desinteresado y heroico de la independencia de Cuba y Puerto Rico se funda, de arranque unánime y propio el Partido Revolucionario Cubano, y no para la obra fea y secreta de allegarse simpatías por pagos y repartos de autoridad o de dineros.”

Igualmente precisó que para la obra común se fundaba el partido, y lo catalogó como de las almas magnánimas y limpias.

Aseguró, además, que de pie, la emigración entera, proclamó el 10 de abril “su voluntad de ordenar en bien de Cuba, con todos los factores honrados, las fuerzas necesarias para acelerar la independencia de Cuba y Puerto Rico, en acuerdo con los principios de las Bases, y los métodos de los Estatutos del Partido Revolucionario Cubano.”

Seguidamente comentó que bello era ver alzarse en una sola idea, de entusiasmo y prudencia a la vez, a un pueblo de orígenes diversos y composición difícil, “en la hora suprema en que se requieren juntamente la prudencia y el entusiasmo.”

Añadió que resultaba bello ver nacer “un partido de revolución el día mismo en que se proclamó la constitución democrática de la república.”

Con el decursar del tiempo y en otros trabajos reflejados en Patria, Martí haría otras valoraciones en torno a esta organización.

Por ejemplo en la edición correspondiente al 25 de junio de 1892 señaló al referirse en torno a las características que debían tener las organizaciones de carácter político y específicamente sobre lo referido al Partido Revolucionario Cubano.

 

José Martí con los miembros del Cuerpo de Consejo de Kingston

José Martí con los miembros del Cuerpo de Consejo de Kingston. José Martí con los miembros del Cuerpo de Consejo de Kingston, Jamaica. La foto fue tomada en el local del Consejo, durante el viaje en octubre de 1892.

 

Expresó: “Los partidos políticos que han de durar, los partidos que arrancan de la conciencia pública; los partidos que vienen a ser el modo visible del alma de un pueblo, y su brazo y su voz; los partidos que no tienen por objeto el beneficio de un hombre interesado, o de un grupo de hombres, -no se han de organizar con la prisa indigna y artificiosa del interés personal, sino, como se organiza el Partido Revolucionario Cubano, con el desahogo y espontaneidad de la opinión libre.”

Y al comentar la importancia que tenía haber actuado con meticulosidad y con el tiempo indispensable en la creación del Partido Revolucionario Cubano, Martí igualmente resaltó: “A veces, esperar es morir. A veces, esperar es vencer. Y esto ha sucedido en el Partido Revolucionario Cubano. Se esperó, donde la espera parecía conveniente a la dignidad y firmeza de la organización, a la opinión de desinterés absoluto y naturaleza popular que merece por sus métodos y fines el Partido; y la espera ha sido la victoria.”

Seguidamente agregó Martí: “Ni un momento perdido, ni un momento apresurado. Apresurar es perder. Lo que importa es que todos los cubanos buenos, todos los cubanos activos, se junten con libertad y sinceridad.”

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