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Mayra Caridad Valdés

11 de abril de 2018

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Son muchas las familias que enriquecen la historia de la música cubana. Entre los apellidos ilustres que prestigian la cultura de la mayor de las Antillas resalta, por sus infinitos aportes, el linaje de los Valdés.

Los legendarios Bebo y Chucho pertenecen a esa célebre estirpe de excepcionales creadores. Pero la relación de los Valdés es, sencillamente, inmensa. Ejemplo elocuente de esta afirmación es Mayra Caridad Valdés, hermana de Chucho y singular vocalista. Con ella tuve la oportunidad de conversar ante los micrófonos de Habana Radio.

 

¿Cómo comienza la historia de Mayra Caridad en el mundo de la música?

Te cuento que, a pesar de integrar una familia tan importante para la música cubana, yo quise enfrentarme al arte por mis propios medios, ser yo. Fue en el año 1979 o, quizás, en el 80, cuando me presenté en un famoso programa de la televisión que se llamó “Todo el mundo canta”, el cual pretendía descubrir y dar oportunidades a nuevos intérpretes.

 

 

¿No había cantado antes profesionalmente?

Nada. Solo en pequeñas reuniones de amigos y familiares –le llamábamos “descarguitas”– a instancias de mi mamá, que me insistía en que cantara. Ella sabía que, aunque yo estudiaba piano, mi verdadera aptitud estaba en el canto. Entonces me presenté en ese espacio televisivo y, en la noche final de premiaciones, anunciaron que había conquistado un tercer lugar. Yo, muy feliz, porque no pensaba que alcanzara ni una mención. Recuerdo que la mayoría de los concursantes defendían canciones y baladas, y yo me propuse incursionar en el jazz. Era lo que se oía en mi casa desde que nos levantábamos en la mañana. Y ahora pienso que mi éxito se debió, precisamente, a que hice algo totalmente diferente. Y para mí fue muy importante, porque el triunfo en “Todo el mundo canta” me permitió pasar rápidamente al trabajo profesional. Por ejemplo, inmediatamente Harry Belafonte me invitó a un show gigante y comenzaron giras por Japón, Puerto Rico, en fin…

 

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Y a partir de ese momento el jazz sería una razón de ser, una obsesión, que no abandonaría más. Por cierto, un género complejo a la hora de interpretarlo vocalmente.

Cierto, difícil asumir el jazz. Las cualidades vocales son esenciales no solo por la tesitura sino, incluso, por el color de la voz. Haciendo un paralelo con la música cubana, es como un repentista o un improvisador en nuestra música campesina. Eso es imposible estudiarlo en una academia; eso es un don que nace con la persona. Los músicos interpretan sus instrumentos y tú entras y entonas lo que consideras adecuado. Eso puedes mejorarlo estudiando y entrenando, pero la improvisación y la manera de hacerlo vienen de fábrica en tu “disco duro”.

 

 

Mayra Caridad, volvamos atrás en el tiempo. Tengo entendido que antes de incursionar en aquel programa de televisión en el que te diste a conocer ya te habías vinculado al mundo de la investigación musical junto a un célebre estudioso. ¿Es así?

Sí, trabajé con el famoso musicólogo cubano Odilio Urfé. No sé si conoces que también soy graduada de dirección coral y laboraba con él en proyectos investigativos y de promoción del acervo musical de Cuba. Por cierto, cuando se presentó la convocatoria a “Todo el mundo canta”, el propio Urfé me estimuló a que asistiera y me autorizó a ausentarme del trabajo para que estuviera preparada para la competencia. Algo que le agradeceré eternamente, en cualquier lugar del universo desde donde hoy nos observe. Cada día, al despertarme, doy las gracias por esa oportunidad. Y lo más importante: poder compartir con el público, con mi gente, es algo muy especial que me llena de vida.

 

 

Mayra Caridad Valdés ha conquistado a públicos de varios continentes a partir de una carrera vinculada entrañablemente al jazz. Ha conquistado fabulosas acogidas de públicos norteamericanos y europeos profundamente conocedores de las interioridades de este género. Un motivo adicional de satisfacción para un músico cubano.

Sin dudas, el jazz es una modalidad musical compleja interpretada por prestigiosos instrumentistas y vocalistas en todo el mundo. Un reto para una cubana asumir una manifestación de élites y que la crítica te elogie. Por supuesto, yo no lo hago al estilo americano, porque sería bailar en la casa del trompo. Es como si ellos vinieran aquí a tocar rumba. Yo lo que hago es fusionar el jazz con nuestras raíces musicales.

 

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Podemos afirmar categóricamente que existe un jazz latino y, más aún, un jazz cubano.

Como no. Es, precisamente, el que hacemos nosotros y ellos desconocen. Por eso se asombran tremendamente cuando oyen esos tambores, esa percusión nuestra, combinada armónicamente con los instrumentos esenciales del jazz. Y esos ritmos los llevamos en la sangre. Con una lata y un palo somos capaces de armar un gran concierto. Es parte de nuestra identidad caribeña.

 

 

Y Mayra Caridad es una buena demostración de ello. Ha conquistado al mundo por su talento y su autenticidad de cubana, no por ser hermana o hija de…

Así es. Algo que siempre me molestaba mucho desde los inicios es que alguien comentara que yo era la hermana o la hija de… Me complace haber comenzado la carrera artística sin la intervención de integrantes de mi familia, y sólo haberme incorporado a la banda Irakere muchos años después, en 1996. Yo vivo orgullosa de mi padre y mi hermano. Para mí son dos talentos musicales que pasarán a la historia como pasaron Mozart y Beethoven. Siempre he trabajado con mi hermano desde el año 1996, y me siento muy bien junto a él. Pero en todo momento me he esforzado por ser yo, porque se me reconozca, sencillamente, como una cubana genuina que ama la música y se nombra Mayra Caridad Valdés.

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