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Marcela está disgustada

27 de junio de 2014

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niña-enojadaEstoy disgustada, me dijo mi nieta de tres años, lo cual me dio mucha gracia porque no creí que fuera capaz -con esa edad- de tener esa emoción, por lo que le pregunté a que se refería y me dijo que estaba “brava” porque quería jugar y su mamá no la dejaba, ya que era hora de bañarse y comer. Con esa respuesta me di cuenta que efectivamente estaba disgustada, y era capaz de identificarlo y verbalizarlo, lo cual es un logro educativo -aunque no vayan a creer que es perfecta porque también  le dan perretas y dice mentiras a conveniencia- . El caso es que el disgusto es una de esas emociones que se puede definir como “secundaria” porque aparece en etapas más tardías de la vida, ya que es aprendida y educada como sustituta de la ira, la cólera, siendo muy efectiva porque lleva a una actuación menos agresiva y violenta, aunque con un contenido similar o igual, por lo que podríamos decir que otorga un mayor grado de humanización y capacidad de raciocinio a las personas. No es ocioso recordar que las emociones tienen una gran carga biológica, pero también son educables, lo cual no siempre sucede, por lo que vemos gentes que validan solo la descarga biológica de las mismas y su “derecho” a expresarse tal y como la Madre Natura nos las otorgó, incluso aportan “teorías” como que si no “descargas” la ira se te puede reventar una vena, dar un derrame cerebral y otras muestras de desconocimiento científico y una gran carga de ideas populares que por ser repetidas y transmitidas generacionalmente, no se vuelven ciertas, sino que derivan en que hayan más violentos y trogloditas en el mundo. Pero no he dicho que el disgusto se puede entender como el fastidio, la molestia, la insatisfacción, la impaciencia ante una determinada situación, y como toda emoción (que se deriva de la palabra latina motere, que significa moverse) lleva a la acción, a darle curso a eso que se siente, pero es un escalón menos intenso que la ira, por lo que las actuaciones que tenemos ante el disgusto tienen más capacidad reflexiva, porque la persona puede convivir más tiempo con el disgusto, lo que le permite analizar alternativas de solución, y no existe por regla general, una inclinación a acciones agresivas, sino a exteriorizar verbalmente el desagrado, con lo cual hay -consciente o inconscientemente- una búsqueda de opiniones de los otros, o de eliminación de la fuente de disgusto, como hizo mi nieta Marcela, que lo que buscaba era que yo intercediera para que le permitieran prolongar su tiempo de juegos, lo cual difícilmente hubiera logrado con una perreta que hubiera traído una respuesta intensa de prohibición  a continuar con el juego y probablemente una reprimenda. El disgusto también puede estar relacionado con las sensaciones que nos llegan por los órganos de los sentidos -un mal sabor, un olor desagradable, la visión del novio besando a otra mujer- y en estos casos (con excepción del beso infiel, que si solo tiene un disgusto, entonces usted es una mujer con un control increíble de la ira y yo la propondría para el Nobel de la Paz) el disgusto lleva inicialmente a expresiones faciales como torcer los labios, arrugar la nariz, apretar los dientes, etc., seguido por acciones como aguantar la respiración, taparse la boca y demás, aunque éstas también pueden acompañar a la molestia en general. Siendo esta emoción de un gran valor para la vida, es menester que sean tenidas en cuenta en la educación de los otros y en la auto educación, porque es un buen camino para la evaluación eficiente de las fuentes de la molestia y su consecuente salida exitosa, pero también es conveniente que sepan que la mantención de la misma y su no solución puede hacer que derive en cólera, tristeza, por lo que opté por explicarle  a mi nieta que bañarse y comer era muy agradable y mientras más temprano se durmiera, más rápido llegaría la mañana y podría seguir jugando, y para demostrarle mi buena voluntad le pedí permiso a su mamá para que le permitiera 10 minutos más de juegos, con el compromiso que después de ese tiempo cumpliría con las órdenes maternas. Y así todo transcurrió con menos disgusto para ella y para nosotros.

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