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Manuel Ciges Aparicio

8 de noviembre de 2013

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Manuel Ciges Aparicio llegó a Cuba por obra y gracia de las conscripciones obligatorias, desde Valencia, donde había nacido en 1873.
Por cierto, al borde estuvo Ciges Aparicio de morir en la Isla, al ser interceptado uno de sus textos periodísticos, pues el joven, de algo más de 20 años entonces y miembro del Ejército, se permitía criticar la política del capitán general Valeriano Weyler hacia el pueblo cubano, y lo hizo nada menos que en una crónica que intentaba enviar a una publicación de París.
Condenado por delito de traición (no se le fusiló porque el artículo no se llegó a publicar), se le recluyó en la prisión militar de la Fortaleza de La Cabaña, en La Habana, donde pasó dos años. Partidario de la causa cubana, publicó en 1903 El libro de la vida trágica: del cautiverio, relato testimonial y vívido de sus experiencias, que se convirtió en un éxito y tuvo varias reediciones, amén de que constituyó el primero de una serie de libros autobiográficos.
Nacido en Valencia en 1873, su literatura es por lo general muy crítica, en consonancia con su espíritu republicano. Fue gran amigo de Manuel Azaña, quien fuera presidente durante el período de la República Española. Como periodista denunció atropellos y represiones, unas veces fue perseguido, otras amenazado; fundo publicaciones y llevó una vida activa, volcada en sus libros. Sus relatos novelados, con mucho de reportajes testimoniales, pues Ciges se sintió siempre periodista, denuncian las condiciones de vida en las minas, en los pueblos y acusan cierto anticlericalismo. Su estilo se emparienta a la narrativa naturalista de finales del siglo XIX e inicios del XX.
La relación de sus obras es extensa. Ahí se cuentan, entre otros, El vicario (1905), El libro de la vida doliente: del hospital (1906), El libro de la crueldad: del cuartel y de la guerra (1906), El libro de la decadencia: del periodismo y la política (1907), Los vencedores (1908), Prosperidad y ruina de un nuevo rico (1928), El juez que perdió la conciencia (1925), Circe y el poeta (1926) y la que fue su última novela: Los caimanes (1931)… También escribió biografías e hizo traducciones del inglés y del francés.
Como funcionario público, pues la política no le fue ajena, ocupó el cargo de gobernador civil de las Baleares, luego de Santander y por último de Ávila durante el gobierno republicano. Allí fue fusilado a comienzos de agosto de 1936 por las tropas sublevadas, justo en los albores de la Guerra Civil.

 

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