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Manguaré

18 de junio de 2019

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Por supuesto que el paso del tiempo trae consigo: evolución, desarrollo, transformación, renovación… Pero eso no quiere decir que olvidemos lo que de importante tuvo el pasado, porque éste constituye la memoria histórica de toda nación. Y pensando así, mi comentario de hoy estará dedicado a una agrupación musical que –nacida en los años 70 de la pasada centuria– marcó pautas en el quehacer musical de nuestro país: Manguaré.

Todo comenzó cuando a principios de 1971, Cuba fue visitada por el conjunto Quilapayún, primeros embajadores de la cultura latinoamericana que –luego de una década de silencio– constituyó un hecho trascendente por su excepcional trayectoria artística, lo que despertó un gran interés por la música suramericana.

Luego de una minuciosa selección de sus integrantes, realizada por un jurado integrado por los recordados maestros Adolfo Guzmán y Rafael Somavilla, los fundadores de Manguaré fueron: Pancho Amat (bautizado como “Pancho Manguaré”), Orlando Víctor Pedroso, Santiago Esteban Quesada y Jorge Campos (más conocido como “Fumanchú”). En agosto de 1971, realizaron su primer viaje a Chile con el objetivo de realizar estudios prácticos sobre la música suramericana, sin que aún hubieran escogido un nombre para el grupo; pero fue precisamente allí donde conocieron la existencia de un instrumento descubierto por el eminente científico Antonio Núñez Jiménez en Perú, y que era una especie de tambor utilizado por un tribu para enviar mensajes: manguaré. Ningún nombre mejor.

 

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Los instrumentos musicales utilizados por Manguaré desde el inicio fueron: flauta, guitarra, tres, laúd, charango, cuatro venezolano, quena, bombo legüero, percusión cubana y bajo. Con ellos lograron una sonoridad y timbre propios. Pero las exigencias del tiempo se impusieron, y necesariamente había que hacer algunos cambios, por lo que poco después incorporaron: el piano acústico y, posteriormente, el piano eléctrico y el sintetizador que, por razones de volumen, obligaron a electrificar el bajo y el tres.

En cuanto al repertorio, Manguaré hizo énfasis en la música del Caribe, y especialmente en el son, al consolidar una base rítmica muy estable, al estilo de Chapotín, donde eran indispensables: el bongó, la tumbadora, el güiro y la clave. Pero a pesar de identificarse con los géneros mencionados, otros también fueron asumidos; no olvidamos las excelentes interpretaciones de canciones como: “Mujer, si la distancia es esa huella”, donde la voz de Santiago aún se recuerda.

Sin duda alguna, el grupo Manguaré marcó una época, y aunque en la actualidad se hayan impuesto nuevas sonoridades, estilos y repertorios diferentes a los de años atrás, no podemos olvidar lo que forma parte de nuestra tradición y nuestra identidad.

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