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Lucky Luciano

1 de septiembre de 2021

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Por los años 20 del pasado siglo la mafia perfeccionó sus métodos organizativos y cobró nuevo auge: las pandillas devinieron “familias”, cada una encabezada por un capo; los territorios y las zonas de control se delimitaron cual las fronteras de un país. De aquellos tiempos se recuerdan varios nombres que causaron pavor más allá del mundo exclusivo de los hampones. Uno de ellos, el de Lucky Luciano, convertido en uno de los jefes más sólidamente instalados en la administración del muy rentable negocio de la Cosa Nostra.

Entre los que pasaron por La Habana, tal vez el de más profunda huella lo haya sido precisamente Luciano, o mejor dicho, Salvatore Lucania, por su verdadero nombre.

El temible visitante llegó por avión a Camagüey, el 29 de octubre de 1946, con visa para residir hasta seis meses. Ya en La Habana se instaló en una mansión de Miramar.

Se sintió cómodo en la Isla: le agradaba el clima, apostaba fuerte en el hipódromo, jugaba en el casino, departía con la alta sociedad y hasta participó de sus fiestas. Llevó vida de gentleman y para ello se esmeró en el vestir, aristocratizó las maneras, suavizó el gesto y se agenció la etiqueta de hombre respetable. Las autoridades le dieron su espaldarazo, de modo que el mafioso estuviera a gusto.

Tampoco descuidó los negocios. Se reunió con sus lugartenientes, ajustó cualquier nudo propenso a distenderse y se aseguró de mantener el control de las familias, posición que más de un socio pretendía disputarle.

Semanas después, el director del Buró Antinarcóticos de la Estados Unidos reclamó su deportación de Cuba y los tribunales le exigieron presentarse. La presión sobre él se acentuó y por último el gángster fue trasladado al Campamento de Tiscornia, desde donde zarpó el 19 de marzo de 1947, hacia Italia, en un buque de bandera turca.

Con el alejamiento del padrino se abrieron las puertas a cambios en la dirección de la mafia en Estados Unidos y el clan del afortunado Luciano terminó por escindirse como una torta entre manos golosas.

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