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Luciano «Chano» Pozo. Algo más que una leyenda del tambor (IV)

11 de abril de 2014

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Chano PozoLa excitante y activa presencia de Chano en New York muy pronto interesó a otros significativos sellos disqueros, como las conocidas marcas Coda y SMC, ambos del legendario promotor puertorriqueño de música latina Gabriel Oller (3).
El 4 de febrero de 1947, Chano junto a Miguelito Valdés –esta vez Miguelito como percusionista-, y los también brillantes tamboreros Carlos Vidal Bolado, José Mangual, y Pepé Becké dejaron una impronta singular en el recurso discográfico newyorkino, al grabar para el sello SMC cuatro temas identificados en la etiqueta con el rubro de Ritmo Afrocubano 1, 2, 3, 4, y que en realidad arropaban incitantes rumbas tituladas Ya no se puede rumbear (SMC-2517-A), Abasí (SMC-2517-B), Tambombaranana (SMC-2518-A), y el ya comentado Placetas (SMC-2518-B).
Tres días después, 7 de febrero de 1947, aparece Chano ante los aparatos impresores del sello Coda con el respaldo de la banda “Machito y sus Afrocubanos” y la participación ocasional del trasero Arsenio Rodríguez –aunque la etiqueta del disco dice “Chano Pozo y su orquesta canta Tito Rodríguez”. Este programa registró en discos Rumba en swing y Por qué tú sufres, ambos de la autoría de Chano, amparados por el número de catálogo Coda-5057; el son montuno Cómetelo tó (Coda-5033-A), y la guaracha de la carpeta autoral de Arsenio Rodríguez titulada Pasó en Tampa (Coda-5033-B). Algo después -resulta posible que fuera en febrero de este mismo año-, el gran conguero cubano aparece alineando en la banda de Machito en dos grabaciones realizadas a la cancionera cubana Olga Guillot, tituladas No sé que tienes, bolero rítmico de Facundo Rivero, y  La gloria eres tú, de la carpeta autoral de José Antonio Méndez.
El 12 de febrero de 1947, nuevamente Chano Pozo se enfrentaría a las máquinas grabadoras del sello Coda, ahora con un conjunto al que también se incorporó el tresero Arsenio Rodríguez, para registrar dos piezas de su creación: Serende y Seven Seven (Coda-5059); y un alegre son montuno de la autoría de Arsenio Rodríguez rubricado en la etiqueta como Sácale brillo al piso Teresa (Coda-5061).
Pero la máxima consagración artística del gran percusionista cubano no llegaría a consumarse definitivamente hasta el 29 de septiembre de 1947, cuando entonces tuvo la oportunidad de alinear como percusionista en la banda de Dizzie Gillespie, escoltado por un bongosero conocido por Chiquitico, el baterista Teddy Stewart y el asombroso contrabajista Al Mc Kibbon, en un memorable concierto que recoge los anales del célebre Carnegie Hall de New York.
En el marco de esta escena colmada por un público enardecido, se interpretaron las piezas de bebop Relaxin at Camarillo, de la autoría del saxofonista Charlie Parker, y el estreno mundial de la Afrocubans Suite, compuestas por George Russell, Dizzie Gillespie, y Chano Pozo, dividida en dos partes conocidas como Cubana Be y Cubana Bop, obras que luego pasaron a formar parte regular del repertorio de muchas agrupaciones de latin jazz. Un mes después, esta suite se tocó un mes después, con una estructura musical definitiva en el Symphony Hall de Bostón.
Sin lugar a duda el éxito del concierto del Carnegie Hall no solo llevó a  Gillespie a tomar muy en serio el jazz latino, sino además, el de haber involucrado con un éxito arrollador a Chano en las filas de su banda, razón que lo alejó de manera puntual de los conceptos manejados por otros músicos de bop, que de manera errónea, consideraban la presencia de lo afrocubano en el jazz como un simple divertimento. Para entonces Dizzie se había convertido en el “Rey del bebop” y centro absoluto de la atención de toda la crítica especializada. Esto llevó a Dizzie y a Chano a que el 17 de octubre de 1947 hicieran un concierto exclusivo en la universidad de Cornert, en Ithaca, donde el percusionista cubano desplegó asombrosos y enérgicos arranques sonoros a los parches de su tumbadora, a pesar de algunas adocenadas críticas por algunos elementos ultra conservadores.
Después de este inolvidable concierto, de la noche a la mañana, el cubop devino significativa parte del jazz de vanguardia; entonces el 22 de diciembre de 1947, Chano volvería a tocar con Gillespie en una larga sesión de grabaciones que dejó ocho temas para el sello discográfico RCA Víctor, entre otros, Algo bueno (RCA-20-3186), Cool Brezze (RCA-20-3023), Cubana Be (RCA-20-3145) y Cubana Bop (RCA-20-2935).
Como se ha podido apreciar, aunque meteórica, la carrera discográfica de Chano tuvo significativa representatividad y amplia repercusión en el recurso y mercado discográfico, más cuando su música contribuía a significativos cambios para la tímbrica y sonoridad de la música cultivada por los negros –otrora desplazados en todos los órdenes artísticos por los músicos blancos.
Pero en verdad las cualidades de Chano como creador de excepción, no serían plenamente reconocidas hasta la aparición de la pieza Manteca, aunque en los créditos aparece fimada por el ya más que sorprendente enlace músico/creador Chano-Gillespie, si bien, algunos solo la atribuyen al genial percusionista cubano.

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