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Louis Pasteur y la rabia

14 de diciembre de 2018

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Cada año el 28 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Rabia. La fecha corresponde al aniversario del fallecimiento de Louis Pasteur, quien desarrolló la primera vacuna contra esta enfermedad. Este año se cumplirán 123 años de su muerte.

¿Quién fue Louis Pasteur? Fue un químico francés cuyos descubrimientos tuvieron enorme importancia en diversos campos de las ciencias naturales, sobre todo en la química y microbiología. A él se debe la técnica conocida como pasteurización. Nació el 27 de diciembre de 1822.

En 1865 Pasteur descubrió los mecanismos de transmisión de la pebrina, una enfermedad que afecta a los gusanos de seda (Bombyx mori) y amenazaba con hundir la industria francesa. La produce el hongo Nosema bombycis es un microsporidio que parasita al gusano de seda. Ataca a las larvas de la L1 a la L5 y les provoca una mancha negra (núcleos de los microsporídios) o los huevos donde aparecen puntos negros.

Como consecuencia de sus trabajos, enunció la llamada teoría germinal de las enfermedades, según la cual éstas se deben a la penetración. Después de 1870, Louis Pasteur orientó su actividad al estudio de las enfermedades contagiosas, de las cuales supuso que se debían a gérmenes microbianos infecciosos que habrían logrado penetrar en el organismo enfermo. En 1881 inició sus estudios acerca del carbunco del ganado lanar, y consiguió preparar una vacuna de bacterias desactivadas, la primera de la historia.

La continuación de sus investigaciones le permitió desarrollar la vacuna contra la rabia, o hidrofobia, cuyo virus combatió con una vacuna lograda mediante inoculaciones sucesivas en conejos, de las que obtenía extractos menos virulentos. La efectividad de esta vacuna, su última gran aportación en el campo de la ciencia, se probó con éxito el 6 de julio de 1885 con el niño Joseph Meister (fue la primera persona en ser vacunada contra la rabia y la primera en resistir con éxito a la infección), que había sido mordido por un perro rabioso y, gracias a la vacuna, no llegó a desarrollar la hidrofobia. Este éxito espectacular tuvo una gran resonancia, así como consecuencias de orden práctico para el científico, quien hasta entonces había trabajado con medios más bien precarios.

El apoyo popular hizo posible la construcción del Instituto Pasteur, que gozaría a partir de entonces de un justificado prestigio internacional. En 1882 fue elegido miembro de la Academia Francesa.

¿Qué es la rabia? La rabia o hidrofobia es una enfermedad aguda infecciosa viral del sistema nervioso central ocasionada por un virus de la familia Rhabdoviridae que causa encefalitis aguda con una letalidad cercana al 100 %. Es la zoonosis viral conocida más antigua.

El virus de la rabia es un miembro del género Lyssavirus: género de virus ARN también incluido en los “virus Aravan”, lisavirus de los murciélagos australianos, virus Duvenhage, “lisavirus de los murciélagos europeos 1”, “lisavirus de los murciélagos europeos 2”, “virus Irkut”, “virus Khujand”, virus de los murciélagos de Lagos, virus Mokola y el “virus de los murciélagos del Cáucaso oeste”.

El virus de la rabia se encuentra difundido en todo el planeta y ataca a los mamíferos domésticos y salvajes, incluyendo al ser humano. Se encuentra en la saliva y en las secreciones de los animales infectados y se inocula al hombre cuando éstos lo atacan y provocan en el hombre alguna lesión por mordedura; además puede ser transfundido cuando un individuo que tiene algún corte en la piel (vía de entrada del virus) tiene contacto con las secreciones salivales de un animal infectado. Los vectores animales importantes incluyen: perros, gatos, murciélagos, mangostas, zorros, hurones, mapaches y lobos.

La rabia se manifiesta por un periodo inicial que dura de dos a diez días con signos y síntomas inespecíficos como cansancio, cefalea, fiebre, anorexia, náusea, vómito y parestesias en el sitio de la herida, seguido de dificultad para la deglución, horror al agua (entre el 17% y 50% de los casos), desorientación, alucinaciones visuales u olfatorias, crisis convulsivas focales o generalizadas, periodos de excitabilidad y aerofobia. En el 20% de los casos, aproximadamente, la rabia puede manifestarse como una parálisis flácida; estas manifestaciones clínicas son seguidas por un periodo de coma y eventualmente el fallecimiento en la gran mayoría de los casos.

Desde la fuente de entrada (herida o magulladura), el virus de la rabia viaja rápidamente a lo largo de caminos neurales hacia el sistema nervioso central. Desde allí, los virus se expanden hacia otros órganos. Las glándulas salivales localizadas en tejidos bucales y mandibulares reciben altas concentraciones víricas, posibilitando su contagio interpersonal. La muerte puede ocurrir dentro de los dos días hasta los cinco años de ocurrida de la infección viral.

Sintomatología. Sintomáticamente, el enfermo pasa por 4 fases:

 

Fase de incubación: Dura entre 60 días y 1 año y es asintomática.

Fase prodrómica (inicial): Dura entre 2 y 10 días. Aparecen síntomas inespecíficos.

Fase neurológica: Dura entre 2 y 7 días. Afecta al cerebro. El paciente puede manifestar hiperactividad, ansiedad, depresión, delirio, sentimientos de violencia, ganas de atacar, parálisis, espasmos faríngeos (horror al agua), …

Fase de coma: Dura entre 1 y 10 días. El paciente entra en coma y finalmente muere por paro cardíaco, o bien por infecciones secundarias.

 

A partir de la segunda fase, es mortal en el 99,9% de los casos. La única opción de tratamiento es suministrar inmunoglobulinas e inyectar una vacuna contra el virus, lo que sólo es eficaz durante la fase de incubación. La vacuna se fabrica a partir de virus aislados de animales muertos. Se hacen crecer sobre cultivos celulares y después se purifican e inactivan con distintas sustancias químicas. Es necesario aplicar entre 4 y 6 dosis.

En la mayoría de los casos el diagnóstico suele ser post-mortem. No obstante, se puede diagnosticar por microscopía gracias a la aparición de los “cuerpos de Negri” en las células.

La rabia urbana se presenta mayoritariamente en zonas cuya densidad poblacional canina es alta; por ello, la forma de prevención más eficaz para detener el ciclo de transmisión vírica son las campañas masivas de vacunación, de este modo se consigue la disminución de perros susceptibles a la enfermedad.

Los murciélagos son los principales transmisores de la rabia silvestre, siendo más difícil su control.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) maneja datos que corroboran que en algunas regiones aún es un gran problema de salud pública como en algunos países de Asia y África, en los que causa más de 55,000 muertes al año, de las cuales la mayoría de las víctimas son personas menores de 15 años de edad. Se estima que la rabia causa más de 30,000 muertes al año en Asia, lo que representa el 60% de los fallecimientos por esta causa en el mundo.

Curiosidad. Santa Quiteria, virgen y mártir del siglo II, Abogada contra la rabia. Tradicionalmente se le han atribuido milagros de sanación relacionados con el mal de la rabia. La creencia se atribuye al hecho de que los perros siempre se calmaban en su presencia. La leyenda habla de Quiteria como una de las nueve hermanas que de un sólo parto tuvo Calsia, la esposa del entonces gobernador romano en Gallaecia, Lucio Castelio Severo. Repudiadas por su familia nada más nacer, Quiteria y sus hermanas fueron adoptadas en secreto por cristianos del lugar y educadas según su fe. Perseguidas y amenazadas, las jóvenes se vieron obligadas a huir a diferentes lugares, siendo finalmente todas ellas martirizadas. Quiteria vivió primero retirada en los montes gallegos, pues se supone que nació en Bayona, noroeste español en el año 119 y, luego recorrió gran parte de Hispania hasta llegar al sur de la Galia. Pero fue en la ciudad de Marjaliza (en la actual provincia de Toledo, España), donde encontraría la muerte, en el año 130, siendo aún una niña. Parte de sus reliquias se veneran en ese lugar, también en Burlada (Navarra) y Lanuza (Huesca).

 

Recordemos que… “la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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