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Los riesgos de la automedicación con azitromicina

20 de julio de 2020

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Los antibióticos son, sin lugar a dudas, los medicamentos que más expectativas han generado en los últimos años, pero en muchas ocasiones estos se utilizan sin estar indicados y no se administran en las dosis adecuadas, ni durante el tiempo necesario. Esto ha provocado, además de la aparición de numerosos efectos indeseables, el incremento de las tasas de resistencia bacteriana en la población a nivel mundial.

La azitromicina es un antibiótico perteneciente al grupo de los macrólidos, muy empleado en atención primaria. Debido a su amplio espectro, se indica en el tratamiento de diferentes enfermedades infecciosas de naturaleza bacteriana.

A pesar de la corta duración del tratamiento con azitromicina, como sucede con cualquier otro medicamento, también puede ocasionar efectos secundarios en los pacientes, algunos de ellos particularmente graves.

En los últimos años se ha generado inquietud por la capacidad que tienen ciertos antibióticos de provocar efectos adversos cardíacos. En el caso particular de los antibióticos macrólidos como la azitromicina, constituye el grupo farmacológico que ocupa el tercer puesto de las familias de fármacos que han dado lugar a alertas de riesgos cardiovasculares asociadas a su empleo.

Desde el año 2012 un estudio indicaba que la azitromicina podia causar un ritmo cardíaco irregular potencialmente fatal en algunos pacientes y refería un pequeño aumento de la mortalidad y riesgo de muerte súbita cardiaca en personas tratadas durante 5 días con el antibiótico en comparación con personas tratadas con amoxicilina.

Las evidencias de reportes de casos de arritmias cardíacas y prolongación del intervalo QT del electrocardiograma asociadas al uso de azitromicina, justifican la necesidad de limitar su uso solo en los casos en que existan evidencias claras de que los beneficios serán mayores que los riesgos y tomando siempre todas las precauciones en caso de existir riesgos cardiovasculares en los pacientes.

El tratamiento con azitromicina requiere de la administración de un menor número de tabletas en menos días, haciendo más probable el cumplimiento del tratamiento por el paciente hasta su finalización. Este régimen de administración más corto de este antibiótico resulta favorable para disminuir el riesgo de desarrollo de resistencia bacteriana. No obstante, la posibilidad de producirse efectos adversos graves en pacientes con alto riesgo cardíaco puede contrarrestar estas conveniencias.

Es por ello que la evaluación del riesgo del paciente resulta fundamental para garantizar su seguridad al ser tratado con azitromicina. Esta precaución hace mucho más peligrosa la automedicación con este antibiótico, pues por simple que parezca, solo el médico está en condiciones de determinar si puede o no ser empleado.

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