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Los reyes del gol en las Copas Mundiales

24 de mayo de 2014

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Uno de los premios más importantes que se entrega en cada Copa Mundial de fútbol, además del trofeo al equipo campeón, es el de máximo goleador. A los jugadores que se enrolan en esta lucha sus compañeros intentan darle una mayor cantidad de pelotas e, incluso, en ocasiones, le permiten tirar los penales; sin embargo, en la larga lista de líderes, solo dos de ellos han terminado como campeones: Paolo Rossi, en 1982 y Ronaldo, en 2002.

Ronaldo-2002

Durante varias décadas el principal anotador no recibió un reconocimiento especial. A partir de la cita de 1982, la Federación Internacional instauró un premio llamado “Bota de Oro”, para así resaltar al jugador que más anotó.

Al analizar a los goleadores aparece un detalle curiosísimo: en varias de las primeras Copas finalizar como mejor anotador era una señal de mala suerte, pues el equipo de este futbolista no ganaba el título mundial.

Por ejemplo, el primer líder fue el argentino Guillermo Stabile quien en la versión inaugural de la Copa, en 1930, marcó ocho tantos; aunque no pudo ayudar a su equipo que cayó en la final ante Uruguay por 4-2.

Luego, en 1934, el checo Nejedly anotó cinco; pero su selección también perdió el choque decisivo frente a Italia. La mala suerte continuó: en la cuarta Copa, en 1950, el brasileño Ademir perforó las redes en nueve ocasiones y el once sudamericano cayó inesperadamente contra Uruguay, un partido que se recuerda como el “Maracanazo”.

La “mala suerte” de los goleadores se extendió hasta el Mundial de 1954. El húngaro Sandor Kocsis acabó con sus rivales y anotó seis goles, cuatro de ellos en el partido eliminatorio frente a la Alemania Occidental; pero en el encuentro por el título, Kocsis se fue en blanco y Hungría sufrió una de las derrotas más sorpresivas de todos los tiempos.

Finalmente, en 1958, el máximo anotador no jugó para ninguno de los dos equipos que disputaron la corona. El francés Just Fontaine marcó un hito en la historia del fútbol, porque llevó el balón a las redes nada menos que en ¡13 ocasiones! Este es un récord que parece muy difícil de romper.

Después de Fontaine, quizás la otra actuación más destacada haya sido la de la gran estrella alemana Gerd Müller. El germano anotó 10 goles en el Mundial de México, en 1970, y esta constituye la tercera mayor cifra, solo antecedida por el francés, con 13, y los 11 de Kocsis, en 1954; sin embargo, lo más interesante de Müller es que, a diferencia de otros, sobresalió en años posteriores.

En la cita de 1974, celebrada en la entonces Alemania Federal, Müller marcó cuatro goles más y el último de ellos, en el minuto 43 del partido por el título, fue decisivo para que Alemania superara a los favoritos holandeses. En total, Müller acumuló 14 tantos y se mantuvo como líder hasta que el brasileño Ronaldo Luiz Nazario de Lima lo superó en 2006.

Ronaldo estuvo en la nómina de la selección brasileña que ganó el Mundial efectuado en Estados Unidos, en 1994; aunque  no intervino en ningún partido. Tenía solo 17 años y el técnico Carlos Alberto Parreira no lo colocó ni siquiera un minuto en el terreno.

Eso cambió radicalmente cuatro años después, cuando Ronaldo llegó a la cita parisina como la gran estrella de los brasileños e incluso alardeó con que rompería la marca de Fointaine. La realidad fue diferente.

Ronaldo le marcó un gol a Marruecos y a Holanda y dos a Chile; pero no pudo brillar cuando más lo necesitaba su selección: en la final, contra Francia, un encuentro dominado por los europeos quienes vencieron por goleada de tres a cero.

El rol de líder del equipo sí lo desempeño Ronaldo en el primer y único viaje de la Copa Mundial al continente asiático. En Japón y Corea del Sur, en 2002, el brasileño guió a su selección al pentacampeonato y se redimió de su pésimo papel en la final de 1998, pues marcó dos veces frente a Alemania.

En Corea y Japón, el brasileño logró ocho goles que sumados a los cuatro de 1998 lo colocaron entre los máximos anotadores. Todavía le quedaba una última oportunidad en 2006, en Alemania. Allí, en los dos primeros partidos, no vio las redes rivales. Esa mala racha terminó ante Japón y con sus dos goles, el sudamericano llegó a 14 e igualó con Müller.

El empate solo duró unos días más, porque en los octavos de final, al quinto minuto de juego, Ronaldo corrió muchísimo con el balón, burló la defensa de Ghana y marcó su decimoquinto gol, por lo que se convirtió en el máximo anotador de todos los tiempos en las Copas Mundiales de fútbol.

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