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Los niños que se niegan a ir a la escuela

18 de octubre de 2013

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Siempre hemos pensado y es una gran verdad de Perogrullo, que la actividad fundamental de los niños no es precisamente el asistir a la escuela sino el juego, y aunque generalmente es un evento excitante y agradable para los niños pequeños, para otros no resulta igual, porque esto conlleva intenso miedo o pánico.
NO es menos cierto que surge en los padres una gran preocupación cuando se percatan que el niño está rechazando la escuela y acude a justificaciones con enfermedades leves, con quejas físicas menores, pero en el fondo de todo, es una justificación que han buscado porque no quieren ir a la escuela.
De momento se nos ocupa toda la mente con el resultado, el niño no quiere ir a la escuela y casi siempre pensamos que es por vagancia, por indisciplinado, pero  casi nunca nos detenemos a pensar que esta sucediendo en realidad que ha decidido hasta inventarse un malestar físico con tal de no ir a la escuela.
Y es cierto, sobran motivos para que los padres se preocupen cuando el niño regularmente se siente enfermo o pide quedarse en la casa y no ir a la escuela con quejas físicas menores, ahora bien, el no querer asistir a la escuela puede ocurrir en cualquier momento, pero es más común en los niños de 5 a 7 y de 11 a 14 años, momentos en los que los niños están bregando con nuevos retos en la escuela
No es menos cierto que también puede estar influyendo en este comportamiento de rechazo escolar el hecho de una especie de temor paralizante por tener que dejar la seguridad de la familia y del hogar, sobre todo, en aquellos pequeños que no se ha desarrollado una preparación adecuada para la entrada a la escuela.
A veces escuchamos a los padres decir frases como estas:”Ya en septiembre vas para la escuela y vas a saber lo que es bueno”, “Deja que llegues a la escuela que allí con la maestra no vas a poder hacer lo que tú quieras”, “La maestra te va a meter en cintura”. Todas estas frases y muchas mas, pues van creando en el niño cierta repulsión. Es muy difícil para los padres hacerle frente a este pánico infantil y a la negación de asistir a la escuela, pero estos temores pueden tratarse exitosamente con ayuda profesional.
El negarse a ir a la escuela aparece generalmente después de un período en el que el niño ha estado en la casa en compañía de su mamá o papá y se ha apegado a ellos, por ejemplo, después de las vacaciones de verano, de los días de fiesta, o después de una breve enfermedad o aquellos que van por primera vez a la escuela.
Puede también suceder después de un evento que le produzca estrés, tal como la muerte de un familiar o de una mascota, un cambio de escuela o una mudanza a un vecindario nuevo.
Los niños con un temor irrazonable a la escuela pueden sentirse inseguros si se quedan solos en un cuarto, pueden demostrar apegamiento excesivo en su comportamiento, demostrar una preocupación o temor excesivo acerca de sus padres o de que puedan hacerse daño, convertirse en la sombra de su madre o de su padre en la casa. Otro de los síntomas es que son niños con dificultades para el sueño, tienen pesadillas con frecuencia, pueden tener un temor exagerado a los animales, monstruos y ladrones poir ello sienten mucho temor a quedarse solos en la oscuridad y cuando se les obliga a quedarse en la escuela a pesar de su rechazo evidente, pueden tener grandes perretas.
Tales temores son comunes entre los niños con el problema de ansiedad por la separación y puede desarrollar serios problemas escolares y sociales si deja de ir a la escuela y de ver a sus amigos por mucho tiempo debido a los miedos y a la ansiedad.
Cuando los temores persisten, los padres y el niño deben de consultar con un especialista en psicología o en psiquiatría infantil, lo cual lo pueden lograr asistiendo a su médico de familia que le orientará como llegar al especialista, aunque en ocasiones es el propio médico de familia quien puede solucionar el problema, por supeusot, en conjunto con los padres del pequeño. Se recomienda el especialista de salud mental porque es un profesional que trabajará con ellos para desarrollar un plan para hacer regresar de inmediato al niño a la escuela y a otras actividades. Los niños mayores o los adolescentes que se niegan a ir a la escuela padecen por lo general de una enfermedad más grave y a menudo requieren un tratamiento más intensivo y con el que se pueden obtener éxitos.

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