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Los hipocondríacos (II)

10 de octubre de 2014

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tiene-fiebreHabíamos dejado pendiente la semana anterior acercarnos mucho más a la esencia de esta enfermedad denominada Hipocondría.
Cuando nos acercamos a ésta nos encontramos que son personas que han vivido de cerca esa enfermedad durante su infancia, ya sean ellos mismos o en alguna persona muy cercana como son los abuelos, los padres, los hermanos u otro familiar, amigos muy cercanos y queridos.
Debemos tener presente como las experiencias infantiles, tanto las positivas como las negativas, determinan en las decisiones del presente adulto y por otra parte, recordar que de pequeños tenemos una etapa muy importante que es la de imitar los modelos que los adultos mas cercanos nos pueden brindar, y en este caso, puede que se haya vivido muy de cerca con alguna persona hipocondríaca y es lo que ha estado viendo de cerca desde las mas tempranas edades.
La persona hipocondríaca se queja constantemente de su mala salud, todos los días aparece en ellos los síntomas de las mas disímiles enfermedades  y en ocasiones, una simple enfermedad de no mucha gravedad, la pueden convertir en algo crónico y grave, así un simple resfriado puede convertirse en una gran tragedia, y sobre todo, cuando se suceden muertes súbitas cerca de ellos, o el debut de enfermedades crónicas, ellos enseguida las asumen, comenzando con una sobre preocupación relacionada con la posibilidad de poder padecerlas o no, hasta que ya comienzan a sentir los síntomas y se inicia de nuevo el ciclo que conlleva a esos comportamientos que denominamos hipocondríacos. Estas experiencias les llevan a sentirse muy vulnerables, a tener conciencia de que, en cualquier momento, pueden morir o sufrir una enfermedad terminal, y empiezan a estar alerta ante cualquier señal en su cuerpo que les indique que esto está a punto de suceder.
Por supuesto, cuando se inicia este proceso en los hipocondríacos, se invaden de pensamientos negativos, y es aquí donde se inicia la gran tragedia de este enfermo, porque comienza la sobre preocupación por la posibilidad de llegar a padecer una enfermedad mortal y al convertirse esto en el centro de sus necesidades y motivaciones, hace posible que desarrollen una atención constante ante cualquier cambio fisiológico significativo, en especial a los relacionados con su experiencia: si la abuela, o un amigo o cualquier persona conocida  murió de un cáncer de piel, estarán constantemente delante de un espejo revisando su cuerpo y cualquier enrojecimiento en la piel u otra alteración de la misma producida por otras causas, estarán muy atentos a los cambios que se producen en su piel. Yo recuerdo un caso de hipocondría que un día me llegó a consulta con los dedos de las manos quemados. Los había puesto al fuego para comprobar si sentía dolor, porque le habían dicho que las personas que padecen de lepra no sienten dolor cuando exponen parte de su cuerpo al fuego, y lo hizo porque recientemente le habían diagnosticado la enfermedad a una sobrina bis nieta.  Este paciente, semanalmente se chequeaba, se hacía gastros, electros, incluso, pruebas invasivas y muy dolorosas, pero sufría mucho, aunque llegó el momento que no sabía vivir sin estar en busca de su próxima enfermedad, por ello, gastaba enormes sumas de dinero en regalos a los médicos, enfermeras y técnicos, para que lo complacieran ante sus reclamos hipocondríacos y cada mañana, dedicaba gran parte del día a su asistencia diaria y sistemática a los mas disímiles servicios de todos los hospitales, porque además, cuando el diagnóstico era negativo, entonces se iba en la búsqueda de otros servicios. Lo peor de este caso, que cuando le detectaban cualquier alteración no grave, y le indicaban un tratamiento médico, se hacía evaluar por mas de un galeno para ver si todos coincidían en el diagnostico y en el tratamiento. El final de esta historia es que cuando compraba los medicamentos y leía los efectos secundarios que pudieran propiciar estos, entonces decidía no llevar el tratamiento, por temor a enfermar mas por causa de estas reacciones secundarias de los medicamentos indicados por el facultativo.
Dado que están muy activados y muy atentos, es de esperar que los constantes cambios que se producen en el organismo, en su continua adaptación al entorno, no sólo sean percibidos, sino que sean amplificados gracias a la atención selectiva que les presta y por otra parte, cuando están convencidos de que han contraído o padecen de una enfermedad grave, se produce una activación en su sistema nervioso central, que propiciaran cambios no solo en el comportamiento, sino en su fisiología como es el caso de un aumento de la tasa cardiaca, del tono muscular, dilatación pupilar, crisis de hipertensión, reacciones psico somáticas, como pueden ser vómitos, diarreas, mareos, fatigas, perdidas del conocimiento y hasta puede sufrir atrofias en su cuerpo, tanto en las extremidades inferiores como superiores, en el habla, o en cualquier parte de su cuerpo. Por supuesto, estos cambios son recibidos como la confirmación de que en realidad están enfermos y en realidad responden a ese proceso de búsqueda y creación de enfermedades imaginadas. Llegado a esta altura del trastorno, van a presentar una respuesta motora conductual de la cual sería interesante andar por ella, sobre todo, por todo lo que la imaginación, en este caso de forma negativa puede determinanr en el comportamiento humano.

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Comentarios



MARI DEL ARMEN / 15 de octubre de 2014

en ete grupo entraraHin los q padecen de hipertension de bata blanca o no contsteme porfa