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Los diez bares más importantes de la literatura en lengua inglesa

26 de enero de 2023

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White Horse Tavern, Nueva York

White Horse Tavern, Nueva York

Un día del mes de septiembre de 1956, Ernest Hemingway recoge en su diario una visión cosmopolita y heterogenia de la variada clientela que cruzaba invariablemente las puertas del Floridita para adentrase en el mundo maravilloso del lugar: “Eran gentes de todos  los estados de la Unión y de muchos lugares donde uno ha residido: marineros de la Armada, navegantes, funcionarios de aduanas y del departamento de inmigración, tahúres, diplomáticos, aspirantes a literatos, escritores mejor o peor situados, médicos y cirujanos que han acudido a la capital para asistir a diversos congresos científicos, miembros de la Legión Americana, deportistas, individuos que están mal de dinero, sujetos que serán asesinados dentro de una semana o de un año, agentes del FBI, el gerente del banco donde uno tiene su dinero, algunos tipos estrafalarios y muchos amigos cubanos”.

Proscenio de infinidad de estrellas glamorosas y famosas que se hacían presentes alrededor de uno de los norteamericanos más conocido, punto de encuentro de la sociedad habanera del siglo XIX y buena parte del siglo XX, paraje aledaño a una de las puertas más concurridas de la demolida muralla habanera; final, o tal vez comienzo de una calle emblemática –la del Obispo- de la Habana de antaño y de hoy.

La realidad parece despertarnos de ese ensueño y nos indica que el Floridita no es más que un lugar enclaustrado por techos y paredes, igual que millones en todo el universo, dedicados con mayor o menor éxito a ofertar bebidas y comidas para la satisfacción perentoria de una necesidad del cuerpo humano. Hay quienes viéndolo de cerca, escudriñando solo lo material, pudieran equipararlo a cualquiera de muchos de esos millones.

Ye Olde Cock Tavern, Londres

Ye Olde Cock Tavern, Londres

Para que estas negaciones a su legendario historial no surtan ningún efecto al paso del tiempo, hace muy poco, una conocida revista norteamericana –Forbes– lo incluía entre los 10 más connotados y famosos bares que han tenido una influencia destacada en el desarrollo de la literatura en lengua inglesa. De hecho, se reconoce que gran parte de las obras maestras escritas en esa lengua, se gestaron en estos santuarios.

 

Esta lista privilegiada y sus famosos mentores la componen:

 

  1. 1. Floridita, Habana, Cuba (Ernest Hemingway)

 

  1. 2. Algonquin, Nueva Cork, Estados Unidos (Dorothy Parker, Harpo Marx)

 

  1. 3. White Horse Tavern, Nueva York, Estados Unidos (Norman Mailer, Anais Nin, Dylan Thomas)

 

  1. 4. Heinold’s First y Last Chance Saloon, Oakland, Estados Unidos (Jack London, Robert Louis Stevenson)

 

  1. 5. Harry’s New York Bar, París, Francia (Ernest Hemingway, Sinclair Lewis)

 

  1. 6. Bar Hemingway en el Ritz, Paris, Francia (Ernest Hemingway, Francis Scott Fitzgerald)

 

  1. 7. Ye Olde Cock Tavern, Londres, Inglaterra (Charles Dickens, Samuel Johnson)

 

  1. 8. Eagle and Child, Oxford, Inglaterra (Grupo literario Inklings)

 

  1. 9. David Byrnes, Dublin, Irlanda (James Joyce)

 

  1. 10. Long Bar del Hotel Rafles de Singapur (Joseph Conrad y Rudyard Kipling

 

Curiosamente, de estos 10 sitios seleccionados como altares de creación de literatura anglosajona, solamente 3 de ellos se encuentran en países de habla no inglesa (1 en Cuba y 2 en Francia); 3 de ellos también  deben su fama a la presencia dominante de Ernest Hemingway: el Harry’s New Cork Bar de Paris, el Bar Hemingway del Ritz de Paris –cambió su nombre anterior para resaltar el del escritor- y nuestro fascinante Floridita; sin duda alguna, donde la impronta de este genial novelista se dejó sentir con mayor rigor y por mucho más tiempo. Ya se ha dicho, el Floridita es Hemingway, y viceversa.

Floridita, Habana

Floridita, Habana

Cada persona que habita esta ciudad –la Habana- mil veces expresada en todas las artes, siente una perceptible emocionada gratitud hacia aquellos –o tal vez aquel- que revivió este cubanísimo altar donde se le rinde merecido tributo a lo sublime y a lo humano.

Rótulo brillante en la noche, puertas de funcionamiento silencioso, bocanada de frescura del aire acondicionado, calma y voluptuosidad. Y la barra. Impresionante. Sosegadora también, con los tonos pálidos de las maderas y de las columnatas que enmarcan el famoso mural de la Habana histórica. Instálese, acomódese en lo alto de uno de aquellos inverosímiles taburetes de hierro forjado con forma de flecha. No ha cambiado nada. Allí está usted. Abra los ojos. Si. Este es el Floridita, tal cual.

Siempre allí, plantado en la esquina de Obispo y Monserrate, vigía de la noche y de las mundanalidades habaneras.

Más que nunca en el corazón de la Habana de este fin de siglo, su decorado fielmente rehabilitado, permanece el punto de referencia de los cubanófilos y de los fieles de Ernest Hemingway.

 

Fernando G. Campoamor, periodista y escritor cubano

El Floridita de Hemingway,  Ediciones Bahia Presse. Toulouse, s/f

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